En el día de su 18 cumpleaños y en una jornada que quedará para la historia, la princesa Leonor ha jurado la Constitución, 37 años después de que lo hiciera su padre, en un acto solemne en las Cortes Generales, y haciendo uso de la misma fórmula que empleó el rey Felipe VI el 30 de enero de 1986. Sobre el mismo ejemplar de la Carta Magna ha clamado: «Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al rey».
El juramento está previsto en el artículo 61 de la Constitución, en el que se establece que «el Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, prestará juramento».
Con este acto cargado de simbolismo, de enorme trascendencia jurídica e histórica y que abre una nueva página en la historia monárquica española, la princesa Leonor ha escenificado la continuidad de la monarquía parlamentaria y se ha convertido de pleno derecho en la heredera del trono.
Con su mayoría de edad y conforme a lo previsto en la Carta Magna en caso de muerte, incapacidad o abdicación de Felipe VI, podría suceder a su padre de forma inmediata. Hasta ahora, si esto se hubiera producido, estaba prevista la regencia de su madre, la reina Letizia.
La princesa Leonor, vestida con traje de chaqueta blanco, ha jurado ante el mismo ejemplar de la Carta Magna que utilizó Felipe de Borbón, aunque se le ha añadido un encarte que incluye los dos artículos modificados desde entonces, el 13 para el voto de ciudadanos comunitarios y el 135 de la estabilidad presupuestaria. Ha recibido cuatro minutos de aplausos tras su juramento, que Leonor ha agradecido con gestos.
En 1986, la familia real estuvo al completo en el estrado presidencial del salón de sesiones arropando al entonces príncipe Felipe de Borbón, al que acompañaron sus padres, los reyes Juan Carlos y Sofía; sus hermanas, las infantas Elena y Cristina; además de su abuelo, don Juan de Borbón, que, aunque no reinó, su presencia se interpretó como símbolo del pasado, presente y futuro de la dinastía.
Tanto la Casa del Rey como el Gobierno han puesto en valor en los últimos días la importancia de este acto institucional y su trascendencia para España.