Argentina conmemoró este jueves el 30.º aniversario del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que fue cometido el 18 de julio de 1994 y dejó un saldo de 85 muertos y cientos de heridos, lo que lo convirtió en uno de los peores ataques terroristas sufridos en América Latina.
El evento central se llevó a cabo en la sede de la AMIA, ubicada en el barrio de Once, y con la presencia del presidente Javier Milei, quien se limitó a permanecer entre el público, mostrando una foto de una de las víctimas.
«El terrorismo sigue, la impunidad también», fue el lema elegido para la conmemoración de este año, ya que ni este ni otros atentados han sido esclarecidos, como el que en 1992 sufrió la Embajada de Israel en Buenos Aires.
El presidente de la AMIA, Amos Linetzky, vinculó el ataque realizado hace tres décadas por Hezbolá en Argentina, con el que Hamás concretó el pasado 7 de octubre en Israel.
A lo largo de su exposición, el dirigente criticó a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), la Cruz Roja y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), al considerar que callaron o aportaron a la «barbarie terrorista» cometida hace casi diez meses.
«No vamos a olvidar ni a perdonar a las personas, organizaciones internacionales y movimientos sociales que dieron vuelta la cara […], parece que no fueron suficientes las decapitaciones en vivo, los cuerpos calcinados, los armamentos encontrados en oficinas de organismos humanitarios», denunció.