El ministro del Interior austriaco, Gerhard Karner, y oficiales de la Seguridad del Estado ofrecieron en la tarde de este jueves una actualización de las investigaciones relacionadas con la preparación de un atentado frustrado que tenía como objetivo los conciertos de la cantante estadounidense Taylor Swift en Viena.
Confesión de los planes
En la rueda de prensa, se dio a conocer que un terrorista de 19 años, que los medios locales identifican como Beran, había confesado plenamente el acto planeado. El austriaco con raíces en Macedonia del Norte, que pertenece a una red islamista relacionada con el Estado Islámico* (EI), quería atentar contra los asistentes al concierto en el estadio Ernst Happel de la capital austríaca. Sus planes eran suicidarse luego de provocar la muerte de una «gran multitud».
El detenido tenía intención de manejar en automóvil y embestir a la multitud reunida en las afueras del concierto, para luego masacrarlos con cuchillos, machetes y explosivos, inmolándose durante el ataque. El artefacto explosivo debía contener triperóxido de triacetona (TATP), un producto químico que se elabora con acetona y peróxido de hidrógeno. Las autoridades confirmaron que estas sustancias se encontraron en su vivienda en la localidad de Ternitz, unos 50 kilómetros al suroeste de Viena, y que probablemente las obtuvo en la fábrica donde trabajaba. El joven renunció a su empleo el 25 de julio con la siguiente declaración: «Todavía tengo grandes planes».