¿Cómo era el rostro de Cristo? La IA tiene la respuesta

¿Cómo era el rostro de Cristo? La IA tiene la respuesta

A lo largo de los siglos, la cuestión de cómo era la auténtica apariencia de Jesucristo preocupó a muchos cristianos. Pero, en los últimos años, con los avances modernos en ciencia e inteligencia artificial (IA) los intentos por definirla han aumentado ampliamente. 

Así, en las redes sociales se ha viralizado un video creado con IA que los usuarios describen como «el verdadero rostro» del nazareno. En las imágenes se puede apreciar a Cristo parpadeando, sonriendo y rezando. Además, tiene restos de sangre en el rostro y el cuerpo asociados con las lesiones de espinas en la cabeza. 

Esta representación de Jesucristo fue elaborada mediante IA a partir de una imagen presentada en 2024 por Daily Express.

En ese momento, el medio británico utilizó la herramienta artística generativa Midjourney para crear una imagen realista de la apariencia de Jesús, basándose en las marcas del sudario de Turín que, según creen algunos, fue utilizado para envolver el cuerpo del nazareno después de que muriera crucificado.

El nuevo video ha revivido la polémica entre usuarios de redes sociales. Ciertos internautas fortalecieron su idea de la percepción típica de Jesús —de pelo largo y rubio, piel pálida y una expresión facial plácida—, mientras que otros denunciaron que la IA hizo que Jesucristo «se pareciera a las imágenes con las que fue entrenada», o sea, representaciones generales que lo muestran blanco, alto, rubio y con barba, e indicaron que «Jesús era judío y probablemente un hombre de color».

Un enigma de larga data 

La discusión acerca de la apariencia de Jesús de Nazaret se prolonga por años no solo en redes, sino también en los círculos científicos y artísticos, debido a que determinar el aspecto real de Jesús es complicado por la ausencia de sus descripciones físicas en los textos cristianos más antiguos.

Las primeras imágenes que tenemos de Jesús son frescos pintados en las paredes de catacumbas y tallas hechas para adornar sepulcros de piedra. Estos retratos pertenecen al siglo III, unos 200 años después de la muerte de Jesús, por lo que ninguno de ellos pudo ser pintado por alguien que lo haya visto con sus propios ojos.

A medida que la Iglesia cristiana crecía y se expandía, los artistas empezaron a crear iconos e imágenes de Jesús según los cánones estéticos de cada época. 

De este crecimiento del rol de la Iglesia procede la tradición emergente que representa a Jesucristo con el pelo largo, la piel pálida y barba, una imagen que ha sobrevivido en el mundo cristiano hasta nuestros días.

Aunque en distintos lugares del mundo con presencia del cristianismo, Jesús ha sido representado utilizando rasgos locales, cuyo color de piel varía del negro al mestizo o blanco.