Un grito de dolor y esperanza por nuestros ríos

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La escalofriante realidad de la pérdida de la cantidad y calidad del agua de los ríos dominicanos, junto a la esperanza de que aún se está a tiempo de salvarlos, conforman el contenido del nuevo libro Ríos Dominicanos. Redes de vida.

La obra fue lanzada recientemente por el Banco Popular Dominicano. Su publicación es complementada con el audiovisual Redes de vida y la aplicación móvil Ríos dominicanos, ambos disponibles en www.popularenlinea.com/riosdominicanos

Traducido al inglés y francés, “es un recorrido textual, gráfico y fotográfico por los principales ríos y sus afluentes, por algunos de sus charcos, saltos y cascadas, por las presas y canales, sus aprovechamientos diversos y las infraestructuras construidas para lograrlo. Se resaltan las condiciones de la cobertura vegetal en las cuencas hidrográficas”, explica el autor.

Nos acerca a 27 cuencas hidrográficas (los espacios geográficos donde nacen y se trasladan las aguas de los ríos y otros cursos fluviales, y toman el nombre del río principal) desde la frontera dominico-haitiana hasta el extremo oriental de la isla.

PATRIMONIO VITAL, CAUDAL DE OPORTUNIDADES

“Estas páginas evidencian el enorme caudal de oportunidades que representan nuestros ríos. No solo para la defensa y protección de nuestra flora y fauna, la prosperidad de nuestras comunidades o la generación de energía limpia, sino también para impulsar nuevos tipos de experiencias turísticas para los visitantes, que sean sostenibles, en armonía con el entorno natural y la biodiversidad”, resalta el presidente ejecutivo del Banco Popular, Chistopher Paniagua.

HERIDOS, PERO AÚN VIVOS

La parte dominicana de la isla La Española conserva 1850 cursos fluviales, según reporta Marte, quien durante años -hazaña sin precedentes- recorrió a pie todos los torrentes que describe, como resalta el historiador y exministro de Medio Ambiente Frank Moya Pons, prologuista de la obra.

Sin embargo, hay cada vez menos ríos, pese a que llueve lo mismo que hace quinientos años, con sus graves consecuencias para la disponibilidad de agua y la vida.

La causa es la deforestación, denuncia Marte. Las cuencas hidrográficas en su mayoría han perdido su cobertura boscosa y no pueden retener el agua como antes.

A eso se suma el socavamiento de los cauces fluviales en las partes bajas y la contaminación antropogénica.

“Con sus bien impresionantes fotografías y sus bien documentados textos, Marte nos lanza un dramático mensaje de alerta sobre la necesidad de proceder urgentemente con la restauración de aquellas cuencas hídricas que están hoy en peligro de perder su capacidad generadora de agua», agrega.

PRINCIPALES

Los ríos de mayor longitud son Yaque del Norte (300 km); Yuna (203 km); Yaque del Sur (186 km); Ozama (136 km); Artibonito (119 km en la parte dominicana); Boba (91 km); Bajabonico (90 km); Soco (90 Km); Haina (82 km); Ocoa (65 km); Yásica (81 km); Higuamo (70 km).

“TODAVÍA HAY TIEMPO DE SALVARLOS”

Marte señala que aunque su capacidad para producir, transportar y almacenar agua en cantidad y calidad están menguadas, todavía hay oportunidad de actuar, con seriedad y sostén, para devolver a nuestras cuencas, ríos y acuíferos, parte de la capacidad perdida.

“Si no lo hacemos, el deterioro será mayor y estaremos malogrando los planes del bienestar colectivo por el que todos clamamos y merecemos, poniendo en riesgo la sostenibilidad del país”, advierte.