España está viviendo unas últimas semanas convulsas. Al histórico apagón generalizado del pasado 28 de abril se le unió, poco después, un robo de cableado en la red ferroviaria que afectó a miles de viajeros y dejó parados decenas de trenes.
Entretanto, la mañana de este martes, el país ha sufrido un ‘blackout’ telefónico en varias regiones durante algunas horas.
Todas las incidencias están afectando al Ejecutivo bicolor encabezado por el presidente Pedro Sánchez, que está siendo objeto de acusaciones de ineficacia en la gestión y de falta de inversiones para prevenir este tipo de sucesos que afectan a infraestructuras críticas para el Estado.
Las encuestas empiezan a reflejar cómo disminuye la distancia que separa al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de la segunda formación en intención de voto, el conservador Partido Popular (PP), y cómo aumenta entre la ciudadanía la preocupación por el Gobierno y los partidos políticos.
Apagón inédito
El apagón que se produjo el lunes de hace tres semanas ha servido para dos cosas: poner sobre la mesa un agujero en el sistema eléctrico español y reabrir el debate sobre el modelo energético.
Así, en el aire quedan las dudas sobre el próximo cierre de todos los reactores nucleares del país y la primacía de las energías renovables.