Conmocionados tras uno de los desastres naturales más destructivos en la historia del sur de California, miles de familias desconsoladas, propietarios de negocios arrasados y asediados líderes en todo el condado de Los Ángeles comienzan a contemplar otra tarea monumental: reconstruir lo perdido y trazar un camino a seguir.
Alex Rosewood y casi toda su familia en Altadena, al noreste de Los Ángeles, perdieron sus hogares: su padre con quien ella y su esposo vivían, y sus tíos y primos en la casa de al lado.
Se perdieron los recuerdos de toda una vida de relaciones familiares, como los naipes y la colcha inacabada de la abuela Rosewood. Las fotos de su boda. Los recuerdos de su abuelo, quien sirvió en la Marina. Todas son cosas que deseaba haber podido salvar en su frenética huida, mientras el humo volvía el cielo gris y la casa de su primo comenzaba a arder.
“Todos pensamos reconstruir, seguro”, afirmó.
La traumatizada región logró superar el miércoles sin que se declarara otro gran incendio, luego de que los meteorólogos advirtieran sobre otro episodio de vientos especialmente peligrosos.