Washington, 22 abr (Prensa Latina) Reducir la presión arterial disminuye la posibilidad de sufrir demencia y deterioro cognitivo, comprueba un ensayo clínico de fase 3 con más de 30 mil pacientes en zonas rurales de China, publicados hoy en Nature Medicine.
Los resultados del estudio con 33 mil 995 pacientes con hipertensión de pueblos de la China rural, resaltan la importancia de la adopción generalizada de un control más intensivo de presión arterial en pacientes hipertensos para reducir la carga global de enfermedad por demencia, destaca el artículo.
El grupo de intervención, compuesto por un total de 17 mil 407 pacientes, recibió medicación antihipertensiva y asesoramiento para medirse la tensión en casa, así como pautas para cambiar su estilo de vida. Entre los cambios, se les recomendaron dietas para bajar de peso, reducción de la ingesta de sodio y moderación en el consumo de alcohol.
Por otro lado, las personas del grupos de control solo recibieron formación y la medición de su presión arterial en un centro sanitario.
Tras cuatro años, los investigadores observaron que los pacientes intervenidos lograron una mejoría en el control de su presión arterial por debajo de 130/80 mm HG, con respecto a los de control.
Además, redujeron sustancialmente el riesgo de demencia por cualquier causa en un 15 por ciento y el deterioro cognitivo en un 16 por ciento.
Actualmente, no existe una correlación directa entre la demencia y la hipertensión, ya que los mecanismos de la demencia son mucho más complejos, comentó al sitio digital SINC el investigador del Instituto Cajal-CSIC Ricardo Martínez Murillo.
No obstante, la hipertensión sí que supone un riesgo añadido a otros factores que influyen en el desarrollo de esta condición mental como pueden ser el tabaquismo o la diabetes.
Una hipertensión prolongada produce alteraciones que podrían desembocar en demencia debido a trastornos sencillamente vasculares como una menor irrigación de sangre al cerebro, aseguró.
Esto se debe a que cuanto menor es el riego sanguíneo en el cerebro, la supervivencia neuronal cae, lo que se traduce en un deterioro de la conexión entre neuronas.
Los investigadores estiman que el número global de personas con demencia aumentará de 57,4 millones en 2019 a 152,8 millones para 2050, con un mayor impacto en países de ingresos bajos y medios.