Los bancos centrales son las entidades encargadas por la Constitución de la República y su Ley de dictar la política monetaria y cambiaria en los países con el fin de emitir y regular no solo la oferta de dinero sino que utiliza diversos instrumentos para el control del volumen, haciéndolo con responsabilidad mediante un plan permanente de supervisión del sistema financiero, guiado por normativas y convenios nacionales e internacionales que son comunes a estas entidades.
Como institución responsable de formular y ejecutar la política monetaria y cambiaria, de promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero, además de prestar servicios de ese tipo al gobierno, su funcionamiento y prestigio tienen que ser cuidado como se protegen los altares de los dioses.
Eso explica que entre los políticos conscientes del rol delicado de esa entidad que llega a sus 75 años, hay un entendimiento tácito de cuidarla, fortalecerla y evitar que no sea parte de la narrativa política cotidiana, de modo que su reputación nunca se ponga en juego porque de ella depende la percepción que del país tienen los inversores nacionales y extranjeros.
Desde su fundación en 1947 en plena dictadura de Rafael L. Trujillo Molina, esa entidad ha sido cuidada y respetada por los políticos de turno, incluyendo al propio dictador.
La autonomía que le da su Ley Orgánica 1529 ha permitido al Banco Central de la República Dominicana (BCRD) vadear todos los conflictos políticos que hemos tenido, incluyendo la revuelta de abril de 1965 y posteriormente la invasión norteamericana de ese año.
Porque ha habido un celo extraordinario en su burocracia y directivos de manera escrupulosa, le ha permitido cumplir con sus objetivos estratégicos de mantener la estabilidad de precios, fortalecer el esquema de metas sobre la inflación y ampliar la cobertura y calidad de las estadísticas que ofrece, ya sea ante los medios de comunicación o por su eficiente servicio online del que se sirven estudiosos, economistas, organismos internacionales y todo aquel que tiene necesidad de saber acerca del panorama económico nacional.
Las informaciones emitidas por el BCRD durante toda su historia han sido fiables. Los economistas y estudiantes de la carrera, que se sirven de su data para hacer proyecciones y cálculos, acuden cotidianamente a esa fuente de información. Pueden diferir en algunos conceptos o interpretaciones, pero la responsabilidad con que la entidad maneja sus informaciones le ha permitido ganarse una reputación que los propios políticos respetan. De ahí que resulta extraño, insisto, que algún político las cuestione, pues están avaladas por el FMI, las Naciones Unidas (NNUU) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Crecimiento
Real en el 2021
Ha sido extraña la crítica pública que hiciera la semana pasada al Banco Central y a su gobernador, Héctor Valdez Albizu, el expresidente de la República, doctor Leonel Fernández, cuya indudable experiencia y comedimiento no están en discusión, cuando afirmó que el BCRD manipula a la opinión pública al dar resultados que no se corresponden.
Para saber quién tiene la razón solo hay que ir a la fuente de la información primaria, que es leer el comunicado emitido por la institución a principios de febrero. Veamos qué dijo el BCRD.
“El Producto Interno Bruto (PIB) real alcanzó un notable crecimiento interanual de 12.3 % en el período enero-diciembre 2021. De manera particular se destaca la significativa aceleración del gasto de capital por parte del gobierno en el último trimestre del año, lo que fue determinante para alcanzar un resultado superior a las proyecciones oficiales que se tenían para el cierre del pasado año. Puntualmente, el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) de diciembre de 2021 registró un aumento de 10.6 % con respecto al mismo mes del año anterior”.
El Banco Central en su “Informe preliminar de la economía dominicana” entregado a los periodistas sigue diciendo: “Al comparar el comportamiento de la República Dominicana en el año 2021 con las últimas proyecciones del Producto Interno Bruto (PIB) publicadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la región de América Latina, este resultado coloca al país con el de mejor desempeño en términos reales respecto a los niveles prepandémicos. En este sentido, el crecimiento del PIB se situó en 4.7 % en 2021 reflejando una reactivación real de la economía dominicana en lugar de un rebote por efecto estadístico, contrario al caso de muchas de las economías latinoamericanas, cuyos niveles de actividad económica no superan a los existentes previos a la pandemia”.
El Banco Central no hizo una comparación del crecimiento del PIB comparándolo con los resultados obtenidos por el país en el 2020 porque habría que ser muy zángano para hacerlo, pues ni quienes no somos economistas nos comeríamos esa guayaba.
La entidad en su comunicado, que está en su portal web (bancentral.gov.do) un cuadro que se titula: “Proyección PIB Real América Latina, variación 2021/2019 (%)”. A continuación, la entidad muestra un gráfico de países que crecieron y decrecieron que encabeza República Dominicana (4.7); Chile (4.6); Guatemala (3.9); Paraguay (3.9); Nicaragua (2.9); Brasil (0.9); El Salvador (0.4); Colombia(0.3); Costa Rica (-0.4) y así sigue con el resto de las economías como Perú, México, Uruguay, Argentina, Bolivia, Honduras, Ecuador y Panamá que decrecieron.
¿Qué hicieron los especialistas del BCRD? Proceder a calcular la variación del índice de volumen de producción en términos reales de 2019 (último año previo a la crisis) el cual fue de 180.1, respecto al 188.6 de 2021, lo que resulta un crecimiento anualizado de 4.7 %.
Dicho comportamiento constituye un hito dado el choque sanitario que afectó a la economía, reflejando sin duda una reactivación económica en lugar de un rebote por efecto estadístico. Es el mismo comportamiento bajo la gobernación del hombre que lo ha dirigido en los últimos 23 años con 4 de los cinco últimos presidentes.
Como se puede apreciar, el BCRD ha dicho lo que es cierto: el país experimentó un crecimiento económico real, aunque algunos asesores del estimado presidente Fernández no lo quieran ver.