Realizar actividad física con el estómago vacío, una práctica conocida como ejercicio en ayunas, ha ganado popularidad en los últimos años debido a sus posibles beneficios metabólicos y de salud.
Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, esta tendencia se basa en principios de la medicina evolutiva, que sugiere que los seres humanos están diseñados para moverse en busca de alimento en estado de hambre, lo que activa mecanismos fisiológicos específicos. Sin embargo, los expertos advierten que esta práctica no es adecuada para todos y debe realizarse con precaución.
El ejercicio en ayunas se fundamenta en el ciclo fisiológico de acción-recompensa-descanso. Durante el ayuno, el cuerpo produce orexina, un neuropéptido que estimula el movimiento y la alerta, lo que podría explicar por qué algunas personas se sienten más activas y concentradas en este estado. Además, según los investigadores Manu Chakravarthy y Frank Boothy, este ritmo fisiológico podría ser una herramienta para mejorar la salud metabólica.
Impacto en el síndrome metabólico y la flexibilidad metabólica
El síndrome metabólico, caracterizado por problemas como resistencia a la insulina, obesidad y niveles elevados de glucosa en sangre, es una de las principales preocupaciones de salud pública.
Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, el ejercicio en ayunas podría ser beneficioso para combatir este síndrome al mejorar la flexibilidad metabólica, es decir, la capacidad del cuerpo para utilizar tanto grasas como glucosa como fuentes de energía.
En personas sedentarias o con dietas poco saludables, esta flexibilidad suele estar comprometida, lo que dificulta la quema de grasas.
Por otro lado, el Australian Institute of Fitness señala que el ejercicio en ayunas también puede aumentar los niveles de la hormona del crecimiento humano (HGH, por sus siglas en inglés), lo que favorece la preservación de la masa muscular y la reparación de tejidos. Sin embargo, advierte que esta práctica podría disminuir el rendimiento físico, ya que la falta de glucógeno disponible puede generar fatiga y afectar la intensidad del entrenamiento.
Riesgos asociados al ejercicio en ayunas
A pesar de sus beneficios, el ejercicio en ayunas no está exento de riesgos. Según Journal of Physical Therapy Science, esta práctica puede aumentar los niveles de cortisol, una hormona del estrés que, en exceso, podría dificultar la pérdida de peso a largo plazo.
Otro riesgo señalado es el aumento de lesiones musculares debido a la fatiga, especialmente durante actividades de alta intensidad. Por ello, los expertos recomiendan realizar un calentamiento adecuado y mantenerse hidratado para minimizar estos riesgos.
¿Quiénes pueden beneficiarse del ejercicio en ayunas?
Según un estudio realizado por International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism, el ejercicio en ayunas podría ser más efectivo en la mañana, tras un ayuno nocturno, ya que este periodo facilita la oxidación de grasas.
Sin embargo, investigaciones de la Nottingham Trent University sugieren que el ejercicio en ayunas también puede realizarse en la tarde, aunque con una ligera disminución en elrendimiento y la motivación.
Evidencia científica y áreas de investigación futura
Estudios recientes han demostrado que el ejercicio en ayunas puede reducir la ingesta calórica diaria. Por ejemplo, un estudio de la Nottingham Trent University encontró que los participantes que realizaron ejercicio en ayunas quemaron un 70% más de grasa durante una sesión de ciclismo de 30 minutos, en comparación con aquellos que habían comido previamente.
Sin embargo, un estudio realizado por International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism señala que aún se necesitan investigaciones a largo plazo para determinar si estos beneficios se traducen en mejoras significativas en la composición corporal y la salud metabólica. Pero de igual manera, se debe consultar un médico ante cualquier duda.