Expareja de P. Diddy habla de las repugnantes exigencias del rapero

Cassandra ‘Cassie’ Ventura, expareja del rapero estadounidense Sean Combs, conocido artísticamente como P. Diddy, testificó este martes en el segundo día del juicio contra el músico por cargos de crimen organizado y tráfico sexual en un tribunal de Manhattan, Nueva York.

De acuerdo con la agencia AP, la cantante y bailarina acusó a Combs —con quien estuvo por 10 años— de abusar física y emocionalmente de ella y de ejercer control sobre prácticamente todos los aspectos de su vida. Dijo que, con el tiempo, se volvió más controlador y hasta violento en ocasiones. Los maltratos ocurrían «con demasiada frecuencia» y, a veces, tras el más mínimo desaire. «Demasiados para contarlos», recalcó, citada por el diario New York Post. 

Ventura relató que una vez acompañó al rapero a un club en Los Ángeles y, en la entrada, uno de sus guardias personales le entregó un arma cargada. Aunque la mantuvo en su bolso, ella, que detalló que ese día se encontraba muy drogada, estaba «en pánico» pensando que iba a disparar en algún momento. «Siempre me pareció que era una táctica para intimidar», explicó.

«Tenía que lucir de cierta manera para los ‘freak offs'»

Cassie, de 38 años, aseguró que Diddy la obligaba a participar en elaboradas maratones sexuales a las que asistían trabajadores sexuales masculinos. Reveló que la primera vez que él la invitó a una de sus fiestas sexuales o ‘freak offs’, tenía apenas 22 años. Estos encuentros, aparentemente relacionados con su obsesión por el voyeurismo, eran inducidos por drogas y orquestados y dirigidos por él. «Controlaba toda la situación. La dirigía […]. Era su fantasía», subrayó.

La mujer aseveró al jurado que su expareja controlaba hasta el mínimo detalle de su apariencia porque «tenía que lucir de cierta manera para los ‘freak offs'». Por ejemplo, tenía que tener las uñas pintadas de blanco o estilo francés, o estar bronceada. El músico constantemente hablaba sobre el aspecto y trataba de cuidarlo. Le decía que hiciera ejercicio y mantuviera su cuerpo en forma e incluso hablaron de que se pusiera implantes mamarios, declaró. «La apariencia era muy importante para él… mi apariencia».

«Repugnantes» exigencias por amor

Cassie conoció a Combs en el 2005, cuando ella tenía 19 años, y le confesó al jurado que era «sexualmente inexperta» en ese entonces. Afirmó además que, aunque las exigencias sexuales de Combs a veces eran «repugnantes», las soportó porque estaba enamorada. La primera vez que le propuso un acto sexual voyeurista con otro hombre, ella se sintió mal y confundida, pero aliviada de que su pareja estuviera feliz. Disfrutaba del tiempo que pasaba con él y al mismo tiempo se sentía obligada a aceptar futuros ‘freak offs’.

Manifestó que en los actos sexuales Diddy orinaba sobre ella y, a veces, al mismo tiempo, le ordenaba al ‘escort’ presente que también lo hiciera. A la par que califica de «humillantes» estos encuentros, afirma que permanecía drogaba y se sentía enferma «casi todo el tiempo». Si vomitaba o tenía náuseas, Combs «me animaba a levantarme y continuar».  

Ventura manifestó que, con el tiempo, organizar esas fiestas sexuales se convirtió en un trabajo para ella. Le ordenó reclutar trabajadores sexuales a los que se les pagaban miles de dólares. En estos encuentros, que podían durar días (el más largo fue de 4 días), se suministraban drogas y alcohol. Ocurrían en privado, a menudo en habitaciones de hotel oscuras, y Combs se encargaba de todos los detalles, incluso de las abundantes cantidades de aceite de bebé que debían aplicarse los ‘escorts’ en sus cuerpos para mantener el aspecto «brillante» que él deseaba.

Sean Combs se ha declarado inocente de todos los cargos. De acuerdo con la revista Forbes, mientras la Fiscalía intenta retratarlo como el líder de una organización criminal que explotaba mujeres, su defensa lo califica de «violento», pero no de traficante sexual. Si es declarado culpable, se enfrenta a cadena perpetua.