Un peculiar festival japonés de más de 1.000 años de historia, en el que hombres casi desnudos pelean por amuletos en un templo, ha sido la última víctima de la crisis demográfica que atraviesa la nación asiática.
El pasado sábado se celebró por última vez la festividad de Somin-sai, también conocida como ‘festival del hombre desnudo‘, en el santuario Kokusekiji, localizado en la ciudad de Oshu, prefectura nororiental de Iwate.
La decisión de suspender el evento «se debe al envejecimiento de las personas involucradas en el festival y a la escasez de sucesores» para mantener la tradición, escribió Daigo Fujinami, sacerdote principal del lugar, en el sitio web del templo. Asimismo, se explicó que a los participantes el festival «se les estaba haciendo demasiado largo», según informa el periódico The Asahi Shimbun.
Festival milenario
En la celebración, los participantes, vestidos únicamente con un taparrabos ‘fundoshi’ en pleno invierno japonés, primero se dirigían al cercano río Yamauchigawa con unas linternas cuadradas y se purificaban en el agua.
Luego, recorrían la sala Yakushido del templo y oraban por una abundante cosecha y una buena salud antes de pelear por un saco hecho de cáñamo, llamado ‘somin-bukuro’, que contenía pequeños talismanes. Se cree que quien tome uno de esos objetos estará protegido del desastre.
La última edición atrajo a por lo menos 270 concursantes, más del doble que en años anteriores. «Es triste que el festival esté terminando. Participé con la esperanza de que fuera un festival memorable», afirmó el ganador del evento, Kikuchi Toshiaki, de 49 años, a la emisora NHK.