La posición ideológica del presidente de Argentina, Javier Milei, generó una larga lista de choques y descalificaciones a mandatarios de otros países. Este modo de actuar ya había aparecido antes de su inserción en la política, cuando había insultado al papa Francisco, y tuvo su último ejemplo en la crisis diplomática desatada con Madrid tras calificar como «corrupta» a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Algunos de sus cruces fueron con líderes latinoamericanos, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, a quien llamó «comunista asesino» y «asesino terrorista». Además, durante la Conferencia de Acción Política Conservadora realizada en Maryland, EE.UU., en febrero de este año, lo acusó de estar «hundiendo» a su pueblo y lo definió como «una plaga letal para los propios colombianos».
Otro de los blancos que tuvo el presidente argentino fue su par de México, Andrés Manuel López Obrador, a quien definió como «ignorante». «Es un halago. Digo que un ignorante como López Obrador hable mal de mí me enaltece», expresó luego de que el mexicano lo llamara «facho».