A medida que pasan los días y los cadáveres van siendo encontrados e identificados pese a los combates que aun tienen lugar en el sur de Israel, se multiplican los testimonios de los supervivientes del «Sábado negro» yihadista. La fecha que entró con sangre, balas y cuchillos en el calendario a recordar y llorar en las 21 agrupaciones agrícolas limítrofes con la Franja de Gaza.
Precisamente en el mayor atentado terrorista en la historia de Israel se produjo en el feudo de la izquierda a favor de un compromiso de paz con los palestinos en general y la convivencia con los vecinos gazatíes en particular.
Por su parte, Hamás ha negado haber «matado niños, decapitado y atacado a civiles» durante su ataque. «Afirmamos firmemente la falsedad de las acusaciones inventadas y propagadas por algunos medios de comunicación occidentales que adoptan la narrativa sionista, incluida la afirmación de matar niños, decapitar y atacar a civiles», recogen en un comunicado.
Según Hamás, sus milicianos solo «atacaron al aparato militar y de seguridad (israelí), que es un objetivo legítimo».
Doron Spielman, mayor de las fuerzas armadas de Israel, habla de «la peor masacre» que ha visto jamás. «¿Quién se acerca a un bebé para matarle? ¿Quién mata a una madre? Asesinos a sangre fría, la rabia es la misma: ISIS, Al-Qaeda y Hamás«, asegura.