El tamaño de la fortuna de la Iglesia católica siempre ha estado bajo especulaciones. Considerada una de las instituciones más antiguas del mundo, posee importantes recursos financieros y materiales, pero su estructura descentralizada, con miles de diócesis y organizaciones afiliadas, y la naturaleza discreta de las finanzas del Vaticano hace difícil estimar su riqueza exacta. «El Vaticano está en el centro de una compleja historia, con un dinero y unas finanzas plagados de mala gestión, secretismo y reformas», asegura el medio The Economics Review.
La Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA), que gestiona las inversiones y propiedades inmobiliarias del Vaticano, reveló en su más reciente informe de gestión de activos de 2023 publicado en julio de 2024 que obtuvo un beneficio de 45,9 millones de euros (unos 51 millones de dólares), que significó un aumento en sus activos de 13,6 millones de euros (15,1 millones de dólares) respecto al año anterior.
Según el organismo, la Santa Sede posee en Italia 4.249 unidades inmobiliarias, entre iglesias, terrenos agrícolas, edificios de oficinas y residencias para órdenes religiosas. Casi la mitad de las propiedades se alquilan en el mercado libre: 1.203 a un precio reducido y 1.028 no generan ingresos. Asimismo, cuenta con al menos 1.200 propiedades en el exterior (Reino Unido, Francia y Suiza). De la gestión total de estos inmuebles, se calcula que la Iglesia obtiene ingresos operativos de 73,6 millones de euros (81,8 millones de dólares) y un beneficio neto de 35 millones de euros (38,9 millones de dólares) al año, indicó BBC News Brasil en un artículo sobre el tema publicado la semana pasada.
El medio señala que, si bien el patrimonio neto de la Iglesia católica no ha sido revelado, la última cifra lo sitúa en 886 millones de euros (985 millones de dólares). Este valor se refiere a todos los activos gestionados por el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el Banco Vaticano, y excluye inmuebles, terrenos y otros activos. BBC News Brasil subraya que todas las cifras, incluyendo las de la APSA, son relativas solo a la economía que mueve el Vaticano. «Las finanzas de la Iglesia están descentralizadas y cada diócesis del mundo gestiona su propio presupuesto, lo que significa que en la práctica el total es aún mayor y quizás incalculable», añade.
La revista católica America afirma que la Santa Sede recauda ingresos principalmente de cuatro fuentes: inversiones comerciales (administración de bienes raíces y servicios autogenerados), donaciones externas, de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y, por último, de los fondos de inversión y del Óbolo de San Pedro. El primero de estos ítems constituye la mayor parte de los ingresos del Vaticano. Dentro de los ingresos totales para el presupuesto de 2022 (887 millones de dólares), abarcó aproximadamente el 65 %.
«Financieramente hablando es poca cosa»
La organización de medios católica Word on Fire publicó en septiembre pasado un informe titulado «desmintiendo el mito de la vasta riqueza del Vaticano», donde asegura que la Iglesia católica, financieramente hablando, no se puede comparar con prestigiosas universidades o colegios, ni mucho menos con emporios financieros y gigantes tecnológicos del mundo.
«En el año fiscal 2024, por ejemplo, Microsoft gastó 24.460 millones de dólares en ventas y ‘marketing’ y 29.000 millones en investigación y desarrollo, cifras que el Vaticano ni siquiera podría igualar», afirma el artículo, señalando que el presupuesto anual del Vaticano para 2023 fue de 1.340 millones de dólares.
Según Word on Fire, el 70 % de las más de 5.000 propiedades que la Santa Sede posee en Italia y en el extranjero están arrendadas o cedidas sin pago de alquiler, «lo que en realidad termina costando dinero en mantenimiento e impuestos a la propiedad». Asimismo, subraya que si bien, el Banco Vaticano gestiona unos 5.400 millones de dólares en activos, que pertenecen en su mayoría a depositantes (como órdenes religiosas y movimientos católicos), es una cifra «casi irrisoria» con lo que controlan entidades bancarias como JP Morgan Chase.
«El resultado final es que, según los estándares de la mayoría de las instituciones globales comparables, el Vaticano, financieramente hablando, es poca cosa», concluye.