Luego del paso de Fiona por RD, la calma y el abrazo solidario se hacen sentir

Luego del paso de Fiona por RD, la calma y el abrazo solidario se hacen sentir

“Lo que viví fue una cosa increíble y espero en Dios no volver a vivirla, eso se metió aquí para acabar con lo que había. Estoy agradecido de Dios por mantener a mi familia con vida”, dijo a Reseñas Pablo Puello, agricultor de El Seibo. 

Por: María Alejandra Lazala

Con todo el país bajo alerta, quince provincias en roja y diecisiete en amarilla tocaba suelo dominicano el ojo del huracán Fiona que con toda su furia entraba a las 3:30 a.m. del lunes 19 de septiembre por la turística provincia de La Altagracia.

Con fuertes lluvias y vientos de intensidad de 140 kilómetros por hora, este fenómeno natural de categoría 1 causó daños catastróficos y desolación en el este y noreste de Quisqueya, dejando a más de 11,500 ciudadanos sin energía eléctrica.

Viviendas colapsadas, árboles derribados algunos obstruyendo calles y carreteras, letreros destruidos, postes del tendido eléctrico en el piso y al menos 3 fallecidos, así como 10,840 personas desplazadas hacia distintos albergues y casas de familiares para salvaguardar su integridad física ante posibles condiciones del huracán, fueron de las medidas tomadas por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE).

“A mis ochenta años nunca viví algo así y eso que pasé al huracán Georges, pero así, de no quedar nada… así no”, lamentó la señora Juanita Roa.

El presidente Luis Abinader monitoreo personalmente la trayectoria y el paso del fenómeno por el país, declarando zona de desastre a las provincias de La Altagracia, El Seibo, Hato Mayor, Monte Plata, todas en el este, y María Trinidad Sánchez, Duarte y Samaná, en el noreste.

Escudados en la fe y la esperanza los munícipes de las provincias afectadas ya están recibiendo la mano amiga a través de labores y acciones tanto gubernamentales como del batallón humano que se ha sumado a trabajar todos por todos con herramientas, maquinarias, maderas, clavos y zinc, para intervenir de inmediato los diferentes sectores, esto según datos ofrecidos por el ministro de Viviendas y Edificaciones, Carlos Bonilla.    

De igual manera, el primer mandatario anunció que más de 4,600 viviendas fueron intervenidas en la jornada especial de reconstrucción de viviendas “Primero tu Hogar”, iniciativa que busca auxiliar a más de 8,000 hogares impactados.

Agregó que no cesarán las ayudas hasta recuperar los daños causados en todas las áreas, principalmente en viviendas, agricultura, electricidad, agua potable e infraestructuras viales.

Desde la Basílica Catedral de Nuestra Señora de La Altagracia, el padre Evaristo Areche destacó, que el parqueo del templo está fungiendo como centro de depósito de materiales, insumos y medicinas que se están utilizando en el auxilio de las personas más vulnerables ante esta tragedia.  

El Ministerio de Salud Pública, por su parte, ha instalado un Hospital móvil, en la explanada de la Basílica, donde a los ojos de la Virgen de la Altagracia, los damnificados procuran el milagro de la salud.

A través de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste), se ha logrado recuperar en pocos días el servicio energético en la mayoría de las localidades del país afectadas por el huracán Fiona.

Así lo informó el gerente general de Edeeste, ingeniero Andrés Portes, durante un recorrido de supervisión a las labores de la empresa en esta zona impactada por el fenómeno atmosférico recientemente.

“Tenemos prácticamente el 90% de la energía que debemos servir a los clientes en nuestra área de incidencia. No solamente recuperamos la energía para la población, sino también los acueductos y los servicios básicos de salud y de agua, para que las personas puedan mantener la higiene en sus hogares y en los lugares públicos”, precisó Portes.

La solidaridad se ha hecho presente en cada rincón de los barrios y municipios de las provincias que fueron golpeadas por Fiona, para anunciar al país y al mundo que, con la ayuda de todos, después de la tormenta está llegando la calma.