La mujer embarazada fotografiada al ser evacuada del hospital de maternidad bombardeado de Mariupol por las fuerzas rusasha muerto junto a su bebé. La imagen mostraba a la mujer malherida, desencajada, con una mano posando en su abultada tripa ensangrentada, mientras era llevada por empleados de emergencias y voluntarios ucranianos de entre los escombros del edificio.
Esas imágenes de la mujer siendo llevada a una ambulancia en una camilla habían dado la vuelta al mundo, personificando el horror de un ataque contra los más inocentes de la humanidad. La otra fotografía era la de una segunda mujer, también embarazada, que corría escaleras abajo, por su propio pie, huyendo de las bombas en el hospital y que dio a luz a una niña al día siguiente, Veronika.
La mujer fue trasladada a otro hospital, aún más cerca de la línea del frente, donde los médicos trabajaron para mantenerla con vida. Al darse cuenta de que estaba perdiendo a su bebé, según los médicos, les gritó: «¡Mátenme ya!».
El médico cirujano que la asistió, Timur Marin, informó de que la madre tenía la cadera desprendida y la pelvis aplastada. El bebé nació por cesárea, pero sin dar señales de vida.
«Más de 30 minutos de reanimación de la madre no dieron resultados», dijo Marín este sábado.
«Ambos murieron», dijo el cirujano.
En el caos posterior al ataque aéreo del miércoles, los médicos no tuvieron tiempo de obtener el nombre de la mujer antes de que su marido y su padre acudieran a llevarse su cuerpo.
Al menos alguien vino a recogerla, dijeron, para que no acabara en las fosas comunes que se están cavando para muchos de los cada vez más numerosos muertos de Mariupol.
Tras el bombardeo a la maternidad de Mairupol, Rusia negó haber lanzado ataques contra un hospital de la ciudad portuaria. Su embajador en la ONU, y su embajador en Londres, dijeron que las imágenes de la atrocidad eran «noticias falsas».
Los periodistas de Associated Press (AP), que han estado informando desde el interior de la bloqueada Mariupol desde principios de la guerra, documentaron el ataque y vieron las víctimas y los daños de primera mano. Grabaron un vídeo y tomaron fotos de varias madres embarazadas manchadas de sangre que huían de la maternidad destrozada, de médicos gritando y de niños llorando.