Ya han llegado a pagarse altas cifras por obras criptográficas, aunque el auge del formato de archivos NFT genera dudas sobre su regulación y su impacto medioambiental
El formato de archivos NFT está de moda, no solo en el sector de la tecnología, sino también en el mundo del arte. Ya han llegado a pagarse altas cifras por una de estas obras digitales (69 millones de dólares), mientras que en España las primeras obras se han vendido en noviembre, una de ellas por 20 000 euros.
NFT, siglas de token no fungible, es una tecnología criptográfica basada en la tecnología ‘blockchain’ que representa algo único, no sustituible, de forma que garantiza su autenticidad, así como quién es su propietario. Normalmente se compran a cambio de criptomonedas como Ether, pero a diferencia de estas no son intercambiables mutuamente, es decir, no son fungibles.
La compra de una obra digital equivaldría así a la compra de una obra de arte física, ya que adquirir un archivo en NFT se asemeja a hacerse con la versión original (y no con una de las copias) de una obra de arte tal y como la conocemos.
Según el informe Online Art Trade Report 2021 elaborado por Hiscox, las obras de arte en NFT han tenido hasta la fecha ventas por un valor total de 3025 millones de euros y, en la actualidad, el 14 por ciento de las plataformas de arte online ya ofrecen NFT y un 38% adicional planea hacerlo en breve.
Tipos de NFT
La rápida adopción de los NFT se ha debido a varios factores, entre ellos la facilidad con la que se puede comerciar con ellos y la libertad que ofrece a los artistas, ya que les permite vender su obra de forma directa, sin intermediarios. Además de arte, prácticamente cualquier cosa puede venderse como NFT, y cada vez se han diversificado más los inversores en este tipo de activos. Uno de sus usos más comunes es el coleccionismo en todas sus formas.
En julio, el ingeniero británico Tim Berners-Lee vendió el código fuente del protocolo de la World Wide Web, libre de derechos y gratuito, por 5,4 millones de dólares.
Los memes y vídeos virales de Internet han sido otra de las categorías preferidas para los coleccionistas de NFT. Por el vídeo ‘Charlie bit my finger’ llegaron a pagarse 760 999 dólares, mientras que el meme ‘Disaster Girl’ se vendió por 500 000 dólares.
Uno de los hitos que más ha contribuido a la popularidad del formato NFT tuvo lugar en marzo de 2021, en la que sigue siendo la cantidad más alta pagada por una de estas obras criptográficas: 69 millones de dólares. Esta cifra se pagó en una subasta organizada por la casa Christie’s para la obra ‘Everydays: the first 5000 days’, del artista digital Beeple, sobrenombre de Mike Winkelmann. Este collage en formato JPG está en realidad compuesto por 5000 imágenes, cada una de ellas creada diariamente durante 13 años y medio por el artista.
Dudas sobre la regulación y el impacto medioambiental
Al igual que sucede con las criptomonedas, que funcionan sin un banco central que las controle y sustente, los NFT se abren paso en un contexto con escasa regulación. Sin embargo, ya se están dando algunos primeros pasos para definir legalmente el mundo de la Blockchain y de los NFT.
En el Estado español ya existen leyes que, aunque aún no se han puesto en marcha, contemplan que las empresas que gestionen criptoactivos deban informar sobre ello a las autoridades, aunque de momento esto se orienta más a las criptodivisas que a los NFT.
Una duda recurrente es si se pagan impuestos por la venta de estos archivos, y los miembros de este mercado son unánimes: sí se pagan impuestos, que varían según las leyes de cada país. En el caso de España, si un NFT se vende en moneda de uso corriente, hay que pagar IVA, que varía desde el 10% si lo vende el propio autor hasta el 21% si se trata de una reventa de un empresario. Asimismo, si se vende entre particulares, hay que añadir el impuesto de transmisiones patrimoniales, y si hay ganancia patrimonial, tributarlo a través del IRPF si es una persona física o del Impuesto de Sociedades si es una empresa.
Otro de los aspectos que están comenzando a estudiarse es el impacto medioambiental que suponen las transacciones de NFT a través de criptomonedas. Algunas de las medidas para hacerle frente vienen de los propios artistas. Es el caso de Beeple, autor de la obra criptográfica por la que se ha pagado la cantidad más alta, quien ha asegurado que está tomando medidas para ser neutral en carbono, ya que cuesta alrededor de 5000 dólares compensar las emisiones contaminantes de una de sus colecciones de NFT.