El pueblo de Haití no se traga el cuento de que sus autoridades salen en su defensa cuando critican a la República Dominicana por repatriar a los haitianos que están masiva e ilegalmente en su territorio.
Y es que nadie sabe mejor que los propios haitianos que eso es otra pose oportunista de sus gobernantes para congraciarse políticamente, en lo local e internacional.
La verdad monda y lironda es que el gobierno de Haití ni protege a sus ciudadanos ni busca mejorarles las condiciones de vida.
Los haitianos de a pie no son tontos y por eso tienen muy claro que son sus propias autoridades las que los empujan a emigrar, al no garantizarles ni trabajo ni seguridad en su propio país.
El ejemplo más reciente de esa triste realidad es la matanza de Pont Sondé, donde más de 100 personas fueron masacradas por la pandilla de Gran Griff.
Todos culpan al gobierno del feroz ataque, la población se pregunta por qué hizo nada para evitarlo, si varias veces la despiadada banda criminal advirtió del mismo en redes sociales.
Claro, antes que prevenirle más sufrimiento a su pueblo, para el gobierno haitiano era mejor ocuparse de fraguar ataques contra República Dominicana, que sí busca defender su integridad territorial y económica aplicando sus leyes migratorias.
Aunque el gobierno haitiano se disfrace de doliente de su desamparado pueblo, no lo logra engañar; están descubiertos.
Van al gobierno esencialmente a buscar su propio beneficio. Todo lo demás es puro teatro.