El asesinato del director ejecutivo de UnitedHealthcare, una de las ramas del mayor conglomerado de aseguradoras de EE.UU., ha desatado una ola de odio hacia las compañías que se encargan de la atención médica en el país. Miles de personas han manifestado alegría por el asesinato de Brian Thompson y lo consideran como un acto de justicia frente a las vidas que se pierden debido a las denegaciones en el cubrimiento de procedimientos y tratamientos médicos.
El sistema sanitario estadounidense es en esencia privado. Aunque existen programas financiados por el Gobierno como el Medicare y el Medicaid, que cubren parcialmente los gastos de personas mayores a 65 años o con discapacidades, aquellos que quieran acceder a los servicios médicos deben inscribirse en seguros o pagarlos directamente.
Durante los últimos años, los costos por la atención se han incrementado vertiginosamente. Así, las compañías aseguradoras buscan la manera de hacer que su negocio sea rentable y se adhieren a cualquier tipo de técnicas para evitar cubrir procedimientos demasiado complicados o costosos. La misma UnitedHealthcare ha sido objeto de investigaciones en varias ocasiones por denuncias de clientes insatisfechos.
En un informe del pasado mes de octubre, los demócratas de un subcomité del Senado estadounidense acusaron a UnitedHealthcare Group de incrementar las denegaciones de reclamos de los pacientes al aprovechar herramientas de inteligencia artificial para agilizar el proceso. Según concluyeron, la tasa de denegación de autorización previa para atenciones como enfermería a largo plazo, terapia ocupacional y fisioterapia aumentó del 10,9 % en 2020 al 22,7 % en 2022.
El sitio web de noticias BuzzFeed recopiló numerosas «historias de terror» de pacientes que han tenido malas experiencias con las aseguradoras. Una persona, por ejemplo, tuvo que pagar una factura más alta por un transporte en ambulancia que se extendió más de lo previsto, mientras que a otra le cobraron la anestesia especial compatible con la neumonía porque la compañía la consideró como «médicamente innecesaria«.
Una madre también contó al medio cómo su hijo de tres años ha tenido que vivir sin el tratamiento que necesita para regular sus niveles de amoníaco, debido a que la compañía de seguros no aceptó cubrirlo. Este rechazo, según sus palabras, provocó la hospitalización del menor durante dos noches. «Creo firmemente que, si hubiera tenido su medicación en casa, la visita al hospital no habría sido necesaria», afirmó.
De la misma manera, otra afectada relató cómo tuvo que luchar con su proveedor de seguros para obtener el cubrimiento de un tratamiento con bloqueadores hormonales. La aseguradora afirmaba que no eran «médicamente indicados», a pesar de que fueron recomendados por múltiples especialistas, tras haberse curado de una extraña forma de cáncer.
Así, la mayoría de las historias comparten similitudes con respecto a medicamentos y tratamientos denegados, o deudas de miles de dólares por una asistencia médica, que, en algunos casos, estaba incluida en sus contratos de seguro o debía ser así.
Un reciente estudio de la fundación de investigación The Commonwealth Fund concluyó que el 45 % de los adultos asegurados y en edad laboral tuvo que pagar por algo que debía haber sido gratuito o cubierto por su seguro, y menos de la mitad de quienes denunciaron estos errores obtuvieron reembolsos. Además, el 17 % de los encuestados aseguró que se les negó la cobertura de asistencia recomendada por un especialista.