“Niño de ocho años muere tras ser torturado por varios días por una tía”; condenan hombre a 20 años por violar infante de un año”; “hombre viola adolescente de 15 años y golpea a otra de 14, tras entrar a sus casas”; “20 años prisión hombre violó niña de siete años”; “dictan 15 años a violador de una menor de 13”; “15 años de prisión hombre violó niña de seis años”; “condenan a 30 años hombre que cortó lengua a sobrino de 5 al que violaba sexualmente”; «aseguran que dos profesores violaron estudiante de 13 años».
Los anteriores titulares noticiosos, horrendos, representan una pequeña muestra de lo que pasa en la capital Santo Domingo y todas las zonas del país.
La frecuencia con que menores de todas las edades, incluyendo infantes, son abusados física y sexualmente en su mismo entorno doméstico, la más de las veces por personas cercanas: familiares, tutores, vecinos, relacionados, denota un gravísimo problema nacional.
Sin embargo, no se escucha a ninguna autoridad del segmento niñez referirse al tema, estos casos por costumbre son vistos de manera aislada y provocan respuestas eminentemente reactivas. No reciben análisis ni atención como el fenómeno social preocupante que manifiestan.
Mientras hay que saludar que el Ministerio Público y la justicia jueguen su rol para castigar delitos tan abominables, es claro que el país carece de políticas preventivas para proteger la niñez. 2024 ha sido un año de sufrimiento para ella, está mayormente desprotegida contra la violencia doméstica.
De cara al nuevo año 2025, el Estado debería buscar abordar el problema en una óptica preventiva eficaz; se trata del futuro de la nación.
El gobierno debe aplicar un plan para efectivamente prevenir tanto ultraje a la inocencia en la República Dominicana. No podemos seguir solamente expresando lamentos ante menores victimizados por adultos endemoniados, y entretanto continuar de brazos cruzados.
Es hora de buscar evitar, mediante políticas dirigidas, que estos casos se sigan produciendo. !Basta!