Cada año, millones de toneladas de polvo del desierto del Sahara, se levantan desde el norte de África y viajan miles de kilómetros a través del océano Atlántico en forma de nubes de polvo en partículas, llegando a lugares tan lejanos como el Caribe, América del Sur, América del Norte e incluso Europa.
Este fenómeno natural, aunque puede parecer extraño, tiene un impacto significativo en el clima, la salud humana, el medio ambiente y hasta en los ecosistemas marinos.
¿Qué es el polvo del Sahara?
El polvo del Sahara está compuesto por partículas muy finas de minerales, principalmente sílice, hierro, fósforo y otros elementos presentes en el suelo del desierto. Estas partículas son arrastradas por fuertes vientos en la región conocida como la Depresión de Bodélé (en Chad) y otras áreas áridas del norte africano.
Cuando las condiciones atmosféricas son adecuadas, este polvo puede elevarse hasta grandes alturas en la atmósfera y ser transportado por corrientes de aire a lo largo de vastas distancias.
¿Cómo identificar el polvo de Sahara y en qué nos afecta?
Cuando el polvo sahariano llega al país, se puede notar de varias formas:
1. Cielo opaco y anaranjado y Bruma seca (calima)
- El cielo se ve más blanco o grisáceo, con menos brillo solar. En momentos de alta concentración, puede tomar un tono anaranjado o rojizo. Aparece una especie de neblina seca que reduce la visibilidad, especialmente en las mañanas y tardes.
- El polvo actúa como una especie de escudo solar natural. Al reflejar parte de la radiación solar, puede contribuir a disminuir la temperatura en ciertas regiones. También puede inhibir la formación de tormentas tropicales y huracanes, ya que seca la atmósfera y genera condiciones menos favorables para su desarrollo.
2. Calor más intenso
- La atmósfera se vuelve más seca y caliente, aumentando la sensación térmica, ya que el polvo limita la formación de nubes y lluvias.
3. Problemas de salud
Aumentan los casos de alergias, asma, tos y dificultades respiratorias, sobre todo en personas vulnerables. Ya que las partículas finas del polvo pueden ser inhaladas fácilmente, representa un riesgo para personas con enfermedades respiratorias.
El polvo puede reducir la calidad del aire, disminuir la visibilidad y afectar los sistemas solares (al acumularse en los paneles). En algunas regiones, también altera la calidad del agua al depositarse en ríos y lagos.
4. Polvo visible en superficies
Se acumula una fina capa de polvo sobre autos, ventanas, ropa tendida y otras superficies expuestas al aire libre.