La nictalopía, conocida popularmente como ceguera nocturna, no es una enfermedad sino una condición visual que dificulta la visión en entornos oscuros o con poca luz.
Aunque su nombre puede llevar a confusión, no significa que una persona quede completamente ciega de noche, sino que tiene dificultades para adaptarse a cambios de iluminación o para distinguir objetos en la oscuridad.
Según la Asociación Estadounidense de Oftalmología, “no se trata de una enfermedad en sí misma, pero es un síntoma de otro tipo de problema visual. En algunos casos, una miopía demasiado alta puede hacer que resulte difícil ver de noche o con baja iluminación.”.
ste problema de visión puede afectar diversas actividades diarias, como caminar en habitaciones mal iluminadas o conducir después del anochecer. La doctora Nishika M. Reddy, oftalmóloga del Centro Oftalmológico John A. Moran de la Universidad de Utah, Estados Unidos, señaló la importancia de un examen ocular periódico para detectar sus causas y prevenir complicaciones mayores: “Durante el examen ocular, se pueden comprobar muchas de estas afecciones. También se pueden detectar enfermedades y problemas que quizá la persona no note hasta que sean graves”.
Cómo reconocer la ceguera nocturna
Los síntomas de la nictalopía pueden variar según su causa, pero generalmente incluyen:
- Dificultad para ver en la oscuridad o en habitaciones con poca luz.
- Problemas para adaptarse al pasar de un ambiente bien iluminado a uno oscuro.
- Necesidad de mayor iluminación para realizar tareas que antes se hacían con normalidad.
- Visión borrosa o desenfocada en entornos oscuros.
- Mayor deslumbramiento ante luces brillantes, como los faros de los autos.
Si estos síntomas aparecen, es fundamental evitar situaciones de riesgo, como conducir de noche, hasta consultar con un oftalmólogo.
Cuáles son las causas de la ceguera nocturna
Las condiciones que provocan nictalopía pueden tener distinto origen, como algunas enfermedades afectan la forma en que la luz viaja a través del ojo y llegan a la retina, o algunas condiciones que afectan directamente a los bastones de la retina, impidiendo su correcto funcionamiento en condiciones de poca luz.
Aquí una lista de las principales afecciones que pueden causar dificultad para ver en la oscuridad:
Diabetes: Los niveles de azúcar no controlados pueden afectar la retina y la visión nocturna.
Miopía. La dificultad para ver de lejos puede afectar la visión nocturna, pero el uso de lentes correctivos suele mejorarla tras un examen oftalmológico.
Cataratas. Una catarata de progresión lenta puede dificultar la visión nocturna debido a la opacidad del cristalino. “El resultado puede ser una visión nocturna mucho más clara tras una cirugía de reemplazo del cristalino”, indica la doctora Reddy.
Glaucoma: Esta enfermedad ocular daña el nervio óptico y puede afectar la visión nocturna, sobre todo cuando se usan ciertos medicamentos para tratarla, como los betabloqueantes. La Asociación Estadounidense de Oftalmología explica que “un medicamento para el glaucoma que constriñe (achica) la pupila puede contribuir a la ceguera nocturna”.
Retinosis pigmentaria: Una enfermedad genética que provoca un deterioro progresivo de las células de la retina.
Deficiencia de vitamina A: Los niveles bajos de esta vitamina pueden debilitar la función de los bastones, dificultando la visión nocturna. Según la Asociación Estadounidense de Oftalmología, “en algunos casos, una miopía demasiado alta puede hacer que resulte difícil ver de noche o con baja iluminación”.