Cada tragedia nos habla, pero nadie escucha
El derrumbe del techo de la discoteca Jet Set la madrugada del 8 de abril, dejando sepultadas bajo los escombros 231 personas, hasta el momento en que se escribía esta columna, es el más reciente acontecimiento que ha enlutado a la familia dominicana con saldo trágico en vidas humanas y daños materiales significativos, sembrando incertidumbre y desconfianza porque en cada uno de los hechos anteriores no ha funcionado el régimen de consecuencias, necesario en una sociedad civilizada.
Como nación, que puede mostrar avances y conquistas significativas alcanzadas en las últimas décadas, nos persigue una rémora que no permite librarnos de vestigios del atraso, lo que nos avergüenza ante el resto de las naciones.
Y de ello, puede dar testimonio la retahíla de eventos de menor dimensión, pero no menos aterradores, donde las instituciones públicas muestran ser débiles, las legislaciones obsoletas o sencillamente la justicia no ejerce su rol punitivo, lo que nos presenta como un país que no acaba de salir del subdesarrollo. Se debate en el imaginario la sensación de vivir en la modernidad o en una selva de cemento.
La ausencia de rigor en la aplicación de la ley, tiene que ver mucho con la falta de actitud en quienes les corresponde ejercer su autoridad para que las cosas se hagan como establecen las normas y la Constitución de la República.
Echar una ojeada a la lista de sucesos igual de horrendos y brutales como el ocurrido en la discoteca Jet Set, nos hace una advertencia, pues no podemos seguir como vamos. Tomo casos al azar, muy viejos y recientes, pero en buena parte de ellos, no media una sentencia de escarmiento.
Este 6 de marzo recién pasado, se cumplieron 20 años del incendio de la cárcel pública de Higüey donde perecieron 137 reclusos, como resultado del enfrentamiento entre dos bandas rivales. No hay un solo sometido y sentenciado por ese hecho, ocurrido el año 2005.
El 5 de diciembre de 2018 se produjo una explosión en la fábrica de plásticos Polyplas en el barrio de Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional, provocando la muerte de ocho personas, decenas de heridos y de familias desplazadas. La empresa ha dicho indemnizaron a numerosas personas. ¿Y el Ministerio Público, qué dice?
Otra explosión, ocurrida el 16 de febrero de 2016, ocasionó la muerte de 3 personas, destrucción de viviendas y 40 heridos, en el sector Los Ríos, Distrito Nacional; de igual manera, el 3 de octubre de 2018 una planta de gas en Licey al Medio estalló. Las ondas expansivas ocasionaron la muerte del guardián y de un niño de un año. No se conocen en ninguno de los dos casos los resultados de sometimientos a los responsables.
En un hecho que consternó al país, el 14 de agosto de 2023, una fábrica de plástico estalló en el centro de San Cristóbal causando la muerte de 38 personas y heridas a decenas. Lo último que se supo fue que el Ministerio Público hizo acusación formal contra los propietarios de la fábrica de plástico. De igual manera, en un siniestro que consternó al país, un avión de Lidomsa se estrelló en el aeropuerto de Las Américas causando la muerte de 9 personas de una misma familia de extranjeros, el 15 de diciembre de 2021.
¿Qué pasó con esas investigaciones y qué elementos intervinieron para producir ese accidente aéreo? ¡Sabrá Dios! Y ni hablar del derrumbe del paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, una estructura pública.
Como los eventos anteriores, hay muchísimos más que podemos agregar, pero faltaría espacio, los dejo ahí. Lo del Jet Set ojalá sea una última advertencia, de lo contrario será el techo de la República que nos caerá en la cabeza.