Quizá Luis Fonsi deba aconsejar a Luis Abinader

Amagar y no dar

Cuatro años pasan rápido y quizá por eso, a menos de dos meses de iniciar su segundo mandato, el presidente Luis Abinader impulsa una agenda casi frenética.

Reforma a la Constitución, fusión y eliminación de instituciones; meta de deportación semanal de 10,000 haitianos ilegales.

Este lunes el mandatario presenta su propuesta de reforma tributaria y días atrás mostró la de reforma al código laboral.

Abinader también ha retomado encuentros con juntas de vecinos, como al principio de su anterior gobierno, para atender las demandas de obras y servicios de las comunidades.

Lo mejor para el país es que en 4 años todas esas iniciativas efectivamente se hayan realizado y consolidado.

Pero como que parece demasiado a la vez. Al fin de cuenta, el que mucho abarca poco aprieta, dice el refrán.

Particularmente la meta de repatriación de haitianos luce fuera de alcance logístico, por más que el canciller Roberto Álvarez diga que no se tomó a la ligera.

¿Por qué tenía el gobierno que crear una expectativa tan desafiante?

Hay demasiado que hacer y Abinader busca hacerlo, para al echarse la paloma haber dejado un país mejor del que recibió.

Sin embargo, hay que cuidarse de la prisa; suele ser mala consejera.

No se trata de gobernar a lo Luis Fonsi: “despacito”, pero tantos proyectos y metas tan ambiciosos, todos a la vez, connotan alto riesgo de quedar en la gatera. Demasiados frentes abiertos, sin necesidad. Ni tanto ni tan poco.