Salen a la luz mensajes explícitos de P. Diddy y su expareja en su juicio por tráfico sexual

La defensa de Sean Combs, conocido artísticamente como P. Diddy, presentó una serie de mensajes de texto intercambiados entre el rapero estadounidense y su expareja, Cassandra ‘Cassie’ Ventura, en el transcurso del juicio esta semana contra el músico por cargos de crimen organizado y tráfico sexual en un tribunal de Manhattan, Nueva York.

El propósito de hacer públicas las conversaciones, que abarcan cientos de páginas de documentos legales y reflejan la dinámica emocional de su relación de más de 10 años, es demostrar al jurado que, al contrario de lo que ha testificado Ventura en estos días, participó voluntaria y activamente en las maratones y fiestas sexuales o ‘freak offs’ que se le atribuyen a Combs, recoge AP.

De acuerdo con el medio, Cassie fue presionada a leer en voz alta algunos de estos mensajes, muchos explícitos. Aunque gran parte eran románticos, donde se expresaban afecto mutuo, otros detallaban acaloradas discusiones y conversaciones sobre sexo, fiestas salvajes y fantasías íntimas. En algunos, la cantante parecía entusiasmada con el asunto y mostraba su deseo de tener sexo grupal bajo el efecto de drogas.

En apartes del material escrito del 2012 expuesto en la corte, y obtenido por el New York Post del equipo legal de Diddy, Cassandra habla de «muchas travesuras» y «muchas fiestas» con el artista, y que extraña sus «sesiones de amor».

En un mensaje en particular, del 2017, la cantante le decía al músico que estaba «muy emocionada» por uno de sus próximos ‘freak offs’ y le comentaba que había olvidado un iPad que, según testificó, usaron para grabar las maratones de sexo. Los jurados también se enteraron de que el rapero una vez le escribió a Cassie: «diviértete, impresióname», cuando esta se dirigía a un ‘sex shop’ a comprar suministros para sus encuentros sexuales.  

Ventura testificó esta semana que inicialmente estaba abierta a los ‘freak offs’ porque quería hacer feliz a Diddy y pasar tiempo con él, pero que luego se cansó con el paso de los años y comenzó a sentirse obligada. Rompió en llanto al hablar sobre las supuestas relaciones sexuales forzadas y alegó abusos físicos y emocionales. Combs insiste en que los encuentros fueron consensuados. Al mismo tiempo, sus abogados afirman que, si bien su cliente pudo ser agresivo y violento, no es un traficante sexual y nada de lo que hizo constituyó una actividad criminal.