Seis lecciones de cara a la nueva temporada ciclónica del Atlántico

Washington, 6 may (Prensa Latina) Las inundaciones por lluvias causadas por ciclones y huracanes son más peligrosas y mortales que el viento, concluye un estudio difundido hoy que da a conocer elementos clave de la anterior temporada ciclónica del Atlántico y el Caribe.
Publicadas en el sitio Wunderground.com, luego de un seminario con especialistas del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de cara a la nueva temporada que arrancará el próximo 1 de junio, la primera lección indica que el agua causó 127 muertes solo en Estados Unidos.
Esto representa aproximadamente el 59 por ciento del total de todos los peligros del año pasado.

Las inundaciones causadas por el huracán Helene causaron 95 de esas muertes, subrayan los expertos.    Las inundaciones por lluvias, marejadas ciclónicas, corrientes de resaca/oleaje e incidentes marinos, según las estadísticas de 2013-23 provocaron el 85 por ciento de los decesos, subraya el estudio.
Otra de las experiencias expuestas es que fueron registrados la tercera mayor cantidad de tornados: las tormentas tropicales y los huracanes pueden variar considerablemente en cuanto a la cantidad de tornados que producen, por lo que esta amenaza a veces se pasa por alto.
Los huracanes del año pasado fueron prolíficos, con un total de 185 tornados provenientes de Beryl, Debby, Helene y Milton.
En tercer lugar los especialistas del CNH exponen que las rachas de viento pueden ser mortales en zonas del interior pues cuanto más rápido se desplaza un huracán, más tierra adentro pueden propagarse sus rachas de viento dañinas.
Esto ocurre especialmente cuando un huracán toca tierra con una intensidad alta, como Helene, de categoría 4, ya que esos vientos tardan más en amainar, explican.
Para los especialistas, es difícil pronosticar una intensificación rápida, pero se han logrado avances y fueron 34 la cantidad de veces que se produjo un desarrollo en las tormentas del Atlántico el año pasado, casi el doble de la cantidad promedio de una temporada.
Auguran los meteorólogos que a pesar de los pronósticos, aún pueden producirse tormentas tropicales y huracanes inesperados como lo sucedido con el huracán ûscar, que azotó la isla Gran Turca como huracán de categoría 1 menos de 24 horas después de ser declarado inicialmente tormenta tropical. Un día después, azotó Cuba como huracán.
Oscar nunca tuvo una alta probabilidad de desarrollo debido a la escasa señal en la guía del modelo. Su pequeño tamaño probablemente influyó en las escasas señales de desarrollo, lo que constituye otro ejemplo de la notable dificultad para pronosticar las tormentas pequeñas, expusieron.
Para los meteorólogos del CNH, en la actualidad, los pronósticos son más precisos y más consistentes que los modelos utilizados para realizarlos. El mejor enfoque es seguir las tendencias a largo plazo en los modelos y ajustar la dirección de la trayectoria prevista a medida que esas tendencias evolucionan.
El CNH comenzará a emitir pronósticos meteorológicos tropicales regulares a partir del 15 de mayo, ​unas dos semanas antes del inicio oficial de la temporada, que se extiende hasta el 30 de noviembre.
La primera tormenta con nombre se llamará Andrea.