La palabra FoMO es un acrónimo del inglés ‘fear of missing out’, que significa ‘miedo a perderse algo’, o ‘miedo a quedarse fuera’, si lo traducimos literalmente.
Acuñado en 2004 por el entonces estudiante Patrick McGinnis en un artículo para la Harvard Business Review, este síndrome que se ha convertido en un fenómeno social hace que una persona piense que constantemente se pierde de algo en su vida, mientras que todos los que la rodean no hacen más que viajar, conocer nuevos amigos, asistir a fiestas, ganar millones y disfrutar de citas perfectas.
«En el artículo describí cómo vivir en un entorno increíblemente rico en opciones (en términos de oportunidades laborales, académicas y sociales) nos hacía correr de un lado a otro tratando de hacerlo todo», precisó el propio McGinnis.
También acuñó otro término, el llamado FoBO (miedo a una mejor opción), para describir nuestra incapacidad de elegir una sola cosa y comprometernos con ella. «Cuando se trataba de casi todo, todos dudábamos, esperábamos hasta el último minuto y nos marchábamos con un abandono temerario. Yo era el peor de todos, lo que llamo el primer FoMO Sapiens», así McGinnis describió al ‘primo’ menos conocido del FoBo.
Lo importante es tener en cuenta que el FoMO no es un trastorno clínico, ya que el síndrome no figura ni en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales o MDE, editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, ni en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
¿Cómo surge y cuáles son sus indicios?
Los casos del síndrome FoMO se han vuelto cada vez más frecuentes a raíz del auge de las redes sociales y la cultura de siempre estar conectado a la red global, de allí que comparte varios síntomas con la adicción a Internet.
Lo primero que hace una persona con FoMO fuerte cuando se despierta por la mañana es coger su teléfono. El síndrome le obliga a seguir escrupulosamente las noticias, hojear las publicaciones de antiguos amantes y compañeros de clase, ver periódicamente columnas de chismes y memes actuales para estar al corriente de todo.
Otras características del síndrome es la tendencia a compararse con los demás y a sentirse inferior por la sencilla razón de no participar en las mismas actividades con los demás, así como el sentimiento de estrés y agotamiento emocional debido a la presión constante de estar al tanto de todo.
¿Cómo lidiar con el síndrome FoMO?
Una opción fiable sería concertar una cita con un psicólogo y solucionar los sentimientos desagradables y los hábitos hirientes con ayuda de un especialista. Pero, si el síndrome no interfiere demasiado con la vida, existe la posibilidad de afrontarlo con ‘métodos caseros’.
El primer paso sería admitir que usted no es omnipotente y que el día solo tiene 24 horas.