Por: Quimey Quezada
La universidad es mucho más que un lugar donde se adquieren conocimientos académicos. Es una etapa llena de descubrimientos, cambios y momentos que marcan el inicio de una nueva etapa en la vida de los estudiantes. Entre estas transformaciones, las relaciones amorosas juegan un papel crucial en la experiencia universitaria, ya que ofrecen una dimensión emocional única, pero también vienen acompañadas de retos y aprendizajes personales.
¿Cómo impactan las relaciones amorosas en la vida académica y emocional de los estudiantes? El psicólogo y terapeuta familiar y de parejas, Reinaldo Montaño, analiza el tema.
La emoción de un nuevo encuentro
Para muchos estudiantes, la universidad es un entorno propicio para establecer nuevas conexiones y vivir la emoción de los primeros amores. La dinámica social universitaria permite que los jóvenes interactúen a través de intereses académicos y extracurriculares, lo que favorece la creación de vínculos. «Las personas tienden a buscar pareja en espacios donde comparten con sus pares, y la universidad es uno de esos lugares. Las relaciones amorosas son comunes en este contexto», señala Montaño, quien forma parte del equipo de psicólogos del Centro de Investigación y Ciencias de la Familia, de la Universidad Catolica Santo Domingo.
El compartir una carrera o un campo de estudio común puede fortalecer esos lazos, haciendo que la relación crezca más allá de lo superficial. Sin embargo, como todas las experiencias universitarias, las relaciones amorosas no están exentas de desafíos.
Desafíos emocionales: ¿Cómo equilibrar la vida amorosa con los estudios?
Uno de los aspectos más complejos de tener una relación amorosa en la universidad es el manejo de los diferentes aspectos emocionales, académicos y sociales que surgen al mismo tiempo. Según Montaño, los estudiantes suelen enfrentarse a altos niveles de estrés debido a factores como los cambios físicos, psicológicos y hormonales, así como las presiones sociales y académicas.
«El equilibrio entre la vida amorosa y académica es difícil de mantener, sobre todo cuando la relación atraviesa momentos de conflicto», asegura el especialista. Si bien las relaciones armoniosas pueden ser una fuente de apoyo y bienestar, una relación tormentosa o conflictiva puede tener efectos negativos en el rendimiento académico y la salud emocional de los estudiantes.
¿Un apoyo o una distracción?
El impacto de una relación amorosa depende de cómo se viva la misma. Cuando es sana y equilibrada, una relación puede ser una fuente de apoyo emocional, contribuyendo al bienestar general de los involucrados. «Cuando la relación es estable y positiva, puede ser de gran valor para el desarrollo personal, ayudando a los jóvenes a fortalecer su identidad y autovaloración», comenta el especialista de la salud mental. Sin embargo, si la relación es percibida como conflictiva o tóxica, puede generar distracción y estrés, afectando tanto lo académico como lo emocional.
El aprendizaje a través de los conflictos
Las dificultades y los desacuerdos son parte natural de cualquier relación, y las parejas universitarias no son una excepción. Montaño explica que los conflictos pueden convertirse en oportunidades para el crecimiento personal, siempre y cuando se manejen de manera constructiva. «Es esencial que los estudiantes reconozcan que los desacuerdos son una oportunidad de aprendizaje. El diálogo respetuoso, el compromiso y la colaboración mutua son clave para fortalecer la relación», agrega el psicólogo.
En cuanto a los conflictos, Montaño subraya que una relación amorosa exitosa en la universidad debe ser gestionada como un equipo, donde ambos miembros trabajen para encontrar soluciones constructivas, evitando que las disputas afecten sus estudios y bienestar emocional.
Por otro lado,un aspecto esencial en cualquier relación amorosa es la capacidad de mantener la independencia emocional y la autodefinición. «Diversos estudios demuestran que las personas que carecen de estas habilidades tienen más dificultades para mantener relaciones saludables, no solo en la universidad, sino en cualquier contexto social», afirma el Psicólogo. La capacidad de establecer límites personales y mantener una identidad propia es fundamental para que las relaciones amorosas en la universidad no interfieran con el desarrollo individual.
¿Qué hacer ante la ansiedad o la depresión?
Si bien las relaciones amorosas pueden ser enriquecedoras, no siempre son fáciles de manejar, y en algunos casos pueden desencadenar síntomas de ansiedad o depresión. Este experto en la conducta humana aconseja que los estudiantes cuiden su salud mental y procuren recursos de apoyo si sienten que la situación se vuelve difícil de manejar. «En caso de que no puedan resolver la situación por sus propios medios, no deben dudar en buscar ayuda profesional», sugiere el psicólogo.
En definitiva, las relaciones amorosas en la universidad son un componente esencial de la vida estudiantil, pero requieren un equilibrio cuidadoso entre la vida académica, emocional y personal. A través de una comunicación abierta, la autodefinición y el manejo adecuado de los conflictos, los estudiantes pueden aprender a navegar estos desafíos, transformando las relaciones amorosas en una experiencia de crecimiento y desarrollo personal. Como concluye Montaño, «las relaciones amorosas pueden ser una fuente de apoyo y aprendizaje, siempre y cuando se mantengan saludables y equilibradas».