Todo sobre el escándalo de Alberto Fernández y su expareja por la denuncia de violencia de género

Nuevas revelaciones rodean el escándalo desatado en Argentina tras la denuncia por violencia de género realizada por Fabiola Yáñez contra el expresidente Alberto Fernández. Una de las últimas novedades está vinculada con la supuesta desobediencia del exmandatario a la medida judicial que le prohibía el contacto con su expareja.

Según denunció Yáñez y reveló la Fiscalía, el 6 y 7 de agosto pasado «recibió mensajes directos de su presunto agresor y comunicaciones de terceros a requerimientos de él». En el dictamen fiscal, se especificó que fueron mensajes «intimidatorios que estaría recibiendo en su celular desde el abonado perteneciente al denunciado».

Por otra parte, Yáñez publicó un mensaje en su cuenta de Instagram* en el que agradeció la «solidaridad» que recibió. «Gracias por la solidaridad, entiendo a los que todavía no lograron perdonarme, sepan que los entiendo», escribió.

«Todo mi reconocimiento y respeto para el personal de seguridad que nos acompañó hasta el día de hoy, son grandes personas, han sido muy importantes para mi hijo y para mí», agregó, a la vez que agradeció a su abogada «por su generosidad, paciencia y humanidad».

La versión de Alberto Fernández

El expresidente de Argentina brindó una entrevista en la que negó las acusaciones de violencia de género y aseguró que no le pegó a su expareja. En ese sentido, sostuvo que el hematoma que Yáñez tenía en un ojo se debió a un tratamiento estético contra las arrugas.

Además, aseguró que «no hay un solo testimonio» que avale la acusación y reflexionó: «Si soy un golpeador, ¿por qué se sometió a un tratamiento de fertilidad?».

También manifestó que es víctima de una operación del Grupo Clarín, «aprovechando la fragilidad de una persona con graves problemas psíquicos«, y afirmó que tiene pruebas para demostrarlo. En ese sentido, manifestó que conserva chats con la madre de Yáñez, en los que discutían con preocupación los problemas de alcoholismo de ella.

«Viví 17 años con Marcela Luchetti (la madre de su otro hijo) y 10 con Vilma Ibarra, y no hay un solo episodio de que yo las haya agredido», destacó.