Acusaciones de genocidio a Israel tras 100 días de guerra en Gaza

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Este 14 de enero se cumplieron 100 días desde que el movimiento palestino Hamás lanzara un ataque contra Israel que costó la vida a más de mil personas, desencadenando con ella una contundente respuesta militar del país hebreo contra la Franja de Gaza que no deja de causar víctimas civiles.

En estos 100 días, las fuerzas israelíes han matado a más de 24.000 palestinos, entre ellos al menos 9.600 niños y 6.750 mujeres, según las cifras del Ministerio de Salud palestino.

El cruento balance del operativo militar del Ejército israelí en este enclave palestino ha estremecido a la comunidad internacional, haciendo que organizaciones de derecho humanos, las Naciones Unidas y una mayoría de países aboguen por detener la muerte de civiles, los ataques contra hospitales y campos de refugiados, así como el asedio humanitario y la destrucción a gran escala de lnfraestructura en la Franja de Gaza.

Sobre el enclave palestino asediado, de unos 400 kilómetros cuadrados, Israel ha arrojado más de 65.000 toneladas de bombas. En este contexto, la agresión israelí contra los palestinos en la Franja de Gaza suele definirse como «genocidio«, no solo en declaraciones de figuras políticas a nivel internacional, sino como acusación oficial ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. 

No obstante, el Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, con apoyo moral y material de EE.UU. —que a diferencia de Sudáfrica no encuentra motivos para acusar a Israel de genocidio en la Franja de Gaza— sigue la línea de la intensificación de los ataques y del asesinato masivo de palestinos bajo el pretexto de supuesta autodefensa.

Una matanza sin sentido

Al lanzar su operación militar, Israel precisó que entre sus objetivos estaba la destrucción de Hamás, la expulsión del poder de los representantes de este movimiento y la liberación de todos los rehenes que los milicianos de las Brigadas al-Qassam se llevaron al enclave palestino tras su ataque masivo del 7 de octubre. Transcurridos 100 días de guerra, Tel Aviv no ha logrado ninguno de estos fines mediante su guerra en la Franja de Gaza.

Los rehenes que Hamás devolvió a Israel fueron intercambiados por presos palestinos como resultado de negociaciones y de un alto el fuego temporal acordado por las partes. En varias ocasiones denunciadas por Hamás o confirmadas por el propio Tel Aviv, los ataques israelíes han costado la vida a rehenes israelíes, después de que militares de las FDI los mataran por error o bien fallecieran a consecuencia de los bombardeos del país hebreo.

Ampliación del conflicto

Pese a los llamamientos a la paz de la comunidad internacional, las FDI no hacen sino intensificar  sus bombardeos y ampliar la operación terrestre en la Franja de Gaza, hasta tal punto que incluso en Washington empezaron a pensar que había llegado la hora de que Israel redujera la intensidad de sus hostilidades en la zona. 

De hecho, la agresión israelí ha encendido el polvorín de Oriente Medio, ya que tanto las fuerzas simpatizantes de Hamás como la lucha del pueblo palestino contra la opresión israelí no piensan pasarla por alto. Así, la organización chiita Hezbolá ya declaró en octubre que estaba «en el corazón de la batalla contra Israel» por su agresión contra los palestinos y que efectúa continuos ataques contra los objetivos israelíes desde el territorio del Líbano, desencadenando la respuesta de las FDI.

La tensión entre las partes ha llegado a tal punto que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aseguró en una reciente entrevista que Israel puede «copiar y pegar» la guerra en Gaza en el Líbano si Hezbolá continúa con sus ataques. Por su parte, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, advirtió que lanzar ahora una guerra contra el Líbano sería «muy, muy costoso» para Israel, que —dijo— ya va camino de «su desaparición».

Otro foco de tensión que la guerra de Israel en Gaza ha activado es el de Yemen y el mar Rojo, donde los hutíes rebeldes resolvieron atacar a todos los barcos relacionados con Israel para mostrar su apoyo a los palestinos. Los milicianos yemeníes perpetraron secuestros y lanzaron ataques y amenazas contra los barcos comerciales, lo que hizo que los mayores transportistas cambiaran sus rutas, evitando el paso por el mar Rojo. En resultado, los hutíes de Yemen acabaron siendo bombardeados la semana pasada por EE.UU. y el Reino Unido, con el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y Países Bajos, bajo el pretexto de que ponen en peligro «la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

En respuesta al bombardeo, los hutíes de Yemen advirtieron a Londres y Washington de que «tendrán que prepararse para pagar un alto precio» por su «ataque agresivo y masivo por parte de buques, submarinos y aviones de guerra». Además, reiteraron que no dejarán de atacar barcos vinculados con Israel en el mar Rojo.

Romper el círculo de la violencia

Los esfuerzos de la comunidad internacional para acabar con el círculo de la violencia en Oriente Medio se centran sobre todo en poner fin a las hostilidades israelíes y acabar con el asedio de la Franja de Gaza, que actualmente vive una situación catastrófica sumida en la hambruna y la destrucción, así como en el establecimiento del Estado de Palestina, un derecho legítimo y reconocido por la ONU.

El rey de España, Felipe VI, llamó el pasado jueves a buscar una solución política a la guerra de Israel contra Hamás, lo que debe pasar por reconocer a Palestina como un Estado junto a Israel. Según el monarca, sin esta medida «no será posible parar este ciclo de violencia o impedir que se vuelva a repetir».