Contaminación sónica en ríos de RD y los efectos nocivos al medio ambiente

Contaminación sónica en ríos de RD

El sonido que producen el transporte, el sector construcción, el tráfico aéreo o la industria son las principales fuentes de ruido ambiental cuyos efectos provocan graves alteraciones al ecosistema, es decir; la contaminación sónica no solo afecta a la salud de las personas, sino que también contribuye a la degradación ambiental. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la contaminación acústica como la presencia de ruido o vibraciones en el ambiente que tienen un efecto negativo tanto en la salud de las personas como en la conservación de la naturaleza y el medio ambiente.

En adición el crecimiento del parque vehicular, el desplazamiento de la zona rural al centro de la ciudad y el auge del parque industrial aumentan el consumo y por consiguiente el efecto nocivo reflejado en el cambio climático.

El país cuenta con alrededor de 97 ríos, 556 afluentes secundarios y 1,197 afluentes terciarios que desembocan en el mar, los cuales según su caudal son visitados de manera regular por las familias dominicanas en busca de esparcimiento, tal es el caso del río Fula ubicado en el municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel. 

Este concurrido río cuenta de espacios adecuados con sillas y mesas dentro del agua, permitiendo a los bañistas introducir comidas y bebidas, así como también música cuyos decibeles alcanzan un radio de casi medio kilómetro. 

Otros afluentes frecuentados por cientos de jóvenes y familias, son: la represa de Majagual en Azua, río Bao, Jánico, Santiago, Caño Frío en Samaná, Los Cacaos de San Cristóbal, Muchas Aguas en San Cristóbal, Río Nizao en Baní, y como estos decenas de riachuelos están siendo invadidos y su hábitat modificada a raíz de la injerencia humana. 

Una cultura que pasó de un simple paseo al río se ha convertido en una religión que promueve el deterioro del ecosistema y el medio ambiente, y que tras el paso de la pandemia del Covid-19 que dejó cerca de 4.384 muertes confirmadas en el país, aumentó significativamente. 

Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), una de cada cinco personas en Europa está expuesta cada día a niveles de ruidos nocivos para la salud. 

Entre los efectos más comunes figura el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, afecciones del sueño y el descanso, mientras que su incidencia al medio ambiente acarrea daños a la biodiversidad, así como, alteraciones del equilibrio de los ecosistemas silvestres

Al impacto negativo del ruido al medio ambiente se suman los desechos sólidos vertidos en ríos, cañadas que terminan en el mar, de ahí que, de 70% a 85% de la basura en el mar del Caribe proviene de las actividades terrestres y la mayoría está compuesta de plásticos. Junto con el agua de lluvia que circula libremente sobre la superficie con agroquímicos y aguas residuales domésticas, el plástico es uno de los contaminantes más preocupantes en la región del Gran Caribe, según detalla el programa para el medio ambiente de la ONU. 

República Dominicana no escapa a esta realidad, los ríos Ozama e Isabela reciben alrededor de 110 mil toneladas de residuos al año de acuerdo a los datos suministrados por la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD).

En julio de 2018 República Dominicana ocupó las principales portadas de medios impresos locales, así como estuvo en boca de todos a nivel internacional y no precisamente por el turismo, sino por la cantidad de desechos que terminaron en la costa de Güibia tras la tormenta Beryl. 

El impacto ambiental, social y económico de los residuos obstruyen los drenajes, por lo cual proliferan los criaderos de mosquitos y aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades como el dengue, así como, la contaminación superficial en playas que afecta el turismo y demás  actividades recreativas.

República Dominicana, donde la mayoría de la población está expuesta a peligrosos niveles de contaminación del aire, es uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático, pese a situarse por debajo de la media de Latinoamérica en emisión de gases de efecto invernadero.

Sin embargo, la gran pregunta es ¿qué estás haciendo para reducir el impacto negativo al medio ambiente?