Los fertilizantes son parte esencial en el crecimiento y desarrollo de las plantas. Piénselo un poco así: si no sólo de pan vive el hombre, como reza el dicho, en este escenario la cosa sería como no sólo de agua y luz viven las plantas.
Abonar las plantas es clave por una razón sencilla: aparte de riego y radiación para realizar la fotosíntesis, las plantas necesitan otro tipo de nutrientes, especialmente minerales. Estos compuestos se encuentran normalmente en el suelo (especialmente si se trata de tierra especialmente pensada para jardinería). Pero después de un tiempo estas sustancias se agotan y es ahí cuando entran en ejercicio los fertilizantes.
Esta lógica comienza a dar algunas pistas acerca de cuáles son los momentos para abonar una planta. De fondo, no es una labor que se requiera hacer con una gran periodicidad. A diferencia del riego, la fertilización se realiza, por lo general, una vez cada mes.
Y decimos por lo general pues, al igual que con las pautas de riego, el abono de las plantas va a depender mucho de la variedad de la que estemos hablando: si son plantas frutales, si se tienen para cultivo continuo, si son de floración prolongada, de crecimiento lento, rápido. Nos hacemos una idea, ¿verdad?
¿Cuál es el mejor momento para abonar o fertilizar las plantas?
Si una tala no les sirve a todos en términos de fertilización, lo que sí podemos es entender (en una forma muy general, de nuevo) cuáles son algunas señales comunes de que su planta necesita un cariño químico extra.
Por lo general, la palidez de las hojas o un crecimiento deficiente obedece a una falta de nitrógeno (compuesto altamente relacionado con el adecuado desarrollo de una planta en términos de tamaño y color, por ejemplo).
Si tiene una planta floral que, de repente, dejó de entrar en floración (y no es un proceso normal en el calendario, claro), esto puede ser una señal de que se necesita un empujoncito de fósforo.
Cuando las plantas se ven marchitas (y no se trata de problemas con exceso o escasez de agua, en primer lugar), es posible que su planta esté pidiendo un extra de potasio.
En términos del mejor momento para abonar las plantas, la lógica general sigue un poco la que se aplica con el agua: preferible hacerlo temprano en la mañana, antes de que la temperatura comience a subir en el día; esto es especialmente importante en las plantas de exteriores, con particular énfasis en aquellas que soportan el sol directo.
La otra pauta de abono es en la noche, pero aquí hay que hacer un corolario: funciona, en la medida en la que la temperatura ambiente no baje mucho en el lugar en donde usted y sus plantas vivan.
Por lo general, se recomienda abonar y regar las plantas en simultánea, pues los fertilizantes con base mineral (usualmente los que tienen mayor concentración de químico sintetizado industrialmente) están pensados para activarse y disolverse en el agua, con la intención de crear una entrega casi inmediata de nutrientes para la planta.
