La cuidad de San Francisco es demandada por demoler campamentos de personas sin techo

Demandan a la ciudad de San Francisco por demoler campamentos de personas sin techo
Demandan a la ciudad de San Francisco por demoler campamentos de personas sin techo

Las personas sin hogar y sus abogados han demandado este martes a la ciudad de San Francisco (EE.UU.), exigiendo que deje de acosar y destruir las pertenencias de quienes viven en la calle y no tienen adónde ir. Con el litigio, los afectados buscan también obligar a las autoridades locales a invertir en viviendas asequibles que resuelvan el problema.

La demanda fue presentada en contra del ayuntamiento, varios departamentos municipales y la alcaldesa London Breed por el Comité de Abogados por los Derechos Civiles del Área de la Bahía de San Francisco y otras entidades ante un tribunal federal en nombre de la Coalición de Personas sin Hogar y de siete personas sin hogar o en riesgo de quedarse sin casa.

Los demandantes acusan a San Francisco de inacción durante décadas a la hora de garantizar a sus residentes vivienda asequible, cuando miles de personas se vieron obligadas a vivir en tiendas de campaña y dormir en vehículos.

Además del fracaso en la construcción de las viviendas asequibles, a la ciudad se le acusa de utilizar tácticas de mano dura para hacer que las personas sin hogar se muden, amenazando con arrestarlos o llevándolo a cabo, y apropiándose de las pertenencias de las personas a la hora de demoler los campamentos sin ofrecerles refugio alguno a cambio, como exige la ley.

La demanda pide al tribunal que ordene a la ciudad dejar de castigar a los sin techo por dormir y vivir en la propiedad pública hasta que tenga suficientes refugios que ofrecer. También exige impedir la incautación de propiedades y que designen a un supervisor que se asegure de que la ciudad cumple con su cometido.

Según la alcaldía, San Francisco cuenta con unas 3.500 camas para acoger a las personas sin hogar. La demanda estima que la ciudad tendría que construir casi 6.700 nuevas unidades asequibles, cuyo coste ronda los 4.800 millones de dólares, para alojar a todas las personas que actualmente no tienen dónde vivir.