El Programa Mundial de Alimentos (PMA) alertó hoy que las consecuencias económicas de la guerra en Sudán tienden al aumento y agravan la crisis del hambre a escala regional.
Millones de personas en Sudán, Sudán del Sur y Chad están amenazadas de inanición porque el conflicto armado arrasó la agricultura, las empresas y las economías nacionales, dejando a sus víctimas hambrientas y sin dinero, declaró la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain.
El comunicado del organismo remarca que las zonas agrícolas de Sudán se han convertido en campos de batalla, mientras las granjas y las empresas permanecen abandonadas por la huida de la población en busca de seguridad.
Hay una enorme escasez de dinero en efectivo en todo el país, y los repetidos cortes de los canales de comunicación dificultan los esfuerzos por mantener el comercio, acota el documento.
Los precios de los alimentos en Sudán, ilustró el PMA, son un 73 por ciento más altos que el año pasado y un 350 por ciento superiores a la media de los últimos cinco años.
A juicio de la institución, el efecto dominó llega a Sudán del Sur y Chad, donde la interrupción del comercio y los desplazamientos masivos de población están poniendo a prueba los recursos e intensifican el hambre.
Los combates deben cesar ya, o la región puede albergar pronto la mayor crisis de hambre del mundo, consideró McCain.
Una evaluación realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestra que la producción nacional de cereales bajó un 46 por ciento frente a los niveles de 2023 y un 40 por ciento en relación con la media de cinco años.
Mientras tanto, los fertilizantes y el combustible resultan inasequibles para los agricultores que aún pueden atender sus campos, y el país no puede financiar la importación de suficientes reservas de alimentos para cubrir el déficit, razonó el PMA.
Según el análisis, también la economía de Sudán del Sur está cayendo en picada; las familias se enfrentan a la hiperinflación y la extrema depreciación de la moneda, provocadas en parte por la ruptura en marzo de 2024 del principal oleoducto de exportación del país, que atraviesa Sudán.
Esta agitación económica puede llevar a un millón de personas a una grave situación de inseguridad alimentaria en Sudán del Sur, donde ya más de la mitad de la población (7,1 millones de habitantes) padece hambre aguda, precisaron las estimaciones del PMA.
En Chad hay una situación similar; casi la mitad de todos los refugiados y retornados en el este del país están en riesgo de sufrir hambruna aguda a medida que se acerca la temporada de escasez, ejemplificó la fuente.
De acuerdo con el PMA, alrededor de 28 millones de personas están en condiciones de inseguridad alimentaria en Sudán, Sudán del Sur y Chad, y caerán en niveles de hambre aún más profundos y graves.