El presidente colombiano recordó que durante las cinco décadas de la llamada «guerra contra las drogas», más de un millón de latinoamericanos fueron asesinados.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, criticó duramente en sus redes sociales la política antidrogas que ha desarrollado EE.UU. en las últimas cinco décadas, al tiempo que consideró que ese enfoque es el responsable de un millón de muertes en América Latina.
El mandatario comentó un video publicado hace un año por el medio JP+ donde se observa cómo varios consumidores de fentanilo –un poderoso opioide 50 veces más fuerte que la heroína– caminan como «zombis» por las calles de Kensington, en Filadelfia.
«El fentanilo es la plaga de los EE.UU. Una droga para evadir la realidad y dormir eternamente. Una droga de la gente sin afecto que no espera más que morir. Es el drama de la sociedad de la competencia», escribió Petro.
Hace una semana, la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés) dio a conocer que en 2022 se incautaron más de 50,6 millones de píldoras falsas mezcladas con fentanilo y más de 4.500 kilos de polvo de ese opioide sintético, cien veces más poderoso que la morfina.
Según su directora, Anne Milgram, en 2021 se decomisaron más de 379 millones de dosis letales «suficientes para matar a todos los estadounidenses».
En mayo de este año, la bipartidista Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos en EE.UU. advirtió que el consumo de estas sustancias está provocando cifras récord de decesos por sobredosis.
«La sobredosis de drogas es ahora la principal causa de muerte entre las personas de 18 a 45 años», dice un texto de David Luckey publicado en Rand, una ONG de tanques pensantes estadounidenses que recibe financiamiento del Departamento de Defensa y que elabora los documentos de esa comisión.
Según el investigador, para «tratar de salir de la crisis» no solo basta «arrestar e incautar» las drogas, sino que se «necesita un nuevo enfoque estratégico».
Un informe de esa comisión, divulgado en febrero de este año, dio a conocer que, entre junio de 2020 y mayo de 2021, varios compuestos químicos, especialmente el fentanilo, representaron aproximadamente dos tercios de las más de 100.000 muertes en EE.UU. por sobredosis de estupefacientes. Estas cifras muestran un incremento del 30 % con respecto al año fiscal anterior.
La propuesta de Petro
«Por eso creo que en vez de la criminalización hay que pasar fuertemente a la prevención y al tratamiento de la drogadicción como una enfermedad de salud pública», agregó el presidente colombiano en otro trino.
Desde su campaña electoral, Petro se ha referido al abordaje del tema del consumo de drogas como una política de salud pública preventiva y no reactiva.
Por esa razón, en sus primeros días de Gobierno, planteó la suspensión de la erradicación forzada, los beneficios procesales para los microtraficantes, la comercialización de la marihuana y el cese de los bombardeos, entre otras medidas. Aunque estas propuestas han generado polémica en algunos sectores opositores, apuntan a una nueva política antidrogas alejada de la respuesta militar y más cercana al diálogo y a la aplicación de la Justicia a los verdaderos responsables.
El mandatario ha dicho en repetidas oportunidades que busca combatir a las grandes organizaciones responsables del tráfico de drogas, donde está el «capital de narcotráfico», en vez de usar toda la capacidad del Estado en contra de los campesinos, que son las víctimas de «la mayor parte de la violencia en Colombia».
A pesar de que las políticas de EE.UU. y de Colombia en cuanto al tema de las drogas parecían estar alineadas, hay pequeñas escisiones desde la llegada de Petro al poder. La semana pasada, Washington le pidió a Bogotá que continuara con la erradicación forzada hasta que se encuentre una alternativa para la sustitución de cultivos ilícitos.
Este pronunciamiento se hizo luego de que el líder del Pacto Histórico planteara, durante una asamblea con campesinos, la necesidad de establecer un proceso de sustitución gradual de los cultivos de coca, junto con la siembra de otros productos, hasta que estos últimos sean rentables.