El siglo XXI está marcado por el concepto de guerra híbrida, que desplaza el campo de batalla convencional a otros terrenos como los medios de comunicación o las redes sociales. En este espacio ganan fuerzas mensajes que tratan de desestabilizar al contrario y crear un clima favorable para las acciones de los distintos poderes.
Con la invasión a Ucrania como telón de fondo, Rusia y Estados Unidos han recuperado un clima de tensión y enfrentamiento que alcanza niveles que no se veían desde la Guerra Fría. Washington y Moscú se acusan mutuamente y, para intentar frenar las llamadas fake news, Occidente optó por bloquear los canales informativos pagados por el Gobierno ruso.
Sin embargo, el Kremlin sigue encontrado formas de transmitir sus mensajes y utiliza, incluso, las cuentas oficiales de sus embajadas por el mundo. El último lo ha lanzado la española, recogiendo unas declaraciones del diplomático Ígor Kiríllov en las que acusa a Estados Unidos de «tratar de crear poblaciones de insectos portadores de enfermedades que no se propagan de forma natural».
Según este dirigente del Ministerio de Exteriores ruso, el Pentágono quiere potenciar los contagios de enfermedades tan graves como el ébola, el sida o la hepatitis B. Las declaraciones del gerifalte no están sustentadas en ninguna prueba ni documento que constate esta grave acusación.
