Desmantelan red de minería ilegal entre Colombia y Brasil

Las autoridades colombianas y brasileñas, en coordinación con la Interpol, desplegaron una operación «histórica» en la Amazonía contra la extracción ilícita de yacimientos mineros en los que se retiraban más de 23 kilogramos de oro mensuales valorados en más de 6.000 millones de pesos (1,3 millones de dólares).

Esta operación, denominada ‘Maloca Grande’, se desarrolló en cuatro Parques Nacionales Naturales (Paramillo, La Paya, Puré y Amacayacu), y se destruyeron «19 dragones [embarcaciones de tres pisos], una excavadora y un bote de transporte de combustible».

En un comunicado, el Ministerio de Medio Ambiente de Colombia detalló que «estos elementos tienen un valor aproximado de 50.000 millones de pesos (unos 12,4 millones de dólares)«, y con su destrucción «se evita la remoción de toneladas de suelo, subsuelo y capa vegetal, así como la contaminación de los cuerpos de agua con químicos como mercurio, cianuro y combustibles».

«Esta actividad ilegal generaba grandes afectaciones a los ecosistemas amazónicos, a través del vertimiento de 114 kilogramos de mercurio y la contaminación de 68 millones de litros de agua», añade el texto.

«Vigilancia permanente y conjunta»

La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, explicó que la operación es «un primer ejemplo» de la cooperación conjunta en una frontera donde «una de las áreas protegidas estaba siendo gravemente afectada en sus ecosistemas y también se estaban viendo afectados los pueblos no contactados que habitan allí».

Muhamad destacó que se está trabajando de manera conjunta con el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares, para lograr un punto de control binacional ubicado en la frontera que permita una vigilancia permanente.

«Estamos frente a una histórica operación binacional contra la extracción ilícita de yacimientos mineros, encaminada a proteger este pulmón del mundo», afirmó, por su parte, el general William Salamanca, director de la Policía Nacional.

Según la prensa, detrás de esta estructura ilegal se encontraba la Familia del Norte, el tercer grupo criminal más grande de Brasil.