Originario del sudeste asiático, el jengibre pertenece a la familia de las zingiberáceas, similar al cardamomo y la cúrcuma. Existen registros de su uso en textos antiguos de China y la India, donde se valoraba por sus propiedades terapéuticas y su capacidad para realzar el sabor de los alimentos.
Aunque el jengibre es una planta que produce pequeñas flores de colores amarillo y violeta, su parte más reconocida es el rizoma, un tallo subterráneo horizontal que se emplea ampliamente en diversas culturas culinarias. Este rizoma, de apariencia nudosa y gruesa, es famoso por aportar un sabor característico a múltiples preparaciones, que oscila entre un toque dulce y un picante especial que enriquece platos y bebidas.
Esta planta reconocida por su sabor distintivo y propiedades medicinales, sigue siendo un elemento integral en diversas culturas. Este rizoma se utiliza ampliamente en la medicina tradicional y en la cocina, su versatilidad permite consumirlo en varias formas, desde fresco hasta en polvo.
El uso del jengibre en infusiones es uno de los métodos más comunes para aprovechar sus beneficios. Preparar un té con esta planta es simple y requiere pocos pasos, lo que facilita su incorporación en la vida cotidiana. Tanto en Occidente como en Oriente, el jengibre ha ganado popularidad gracias a sus supuestas propiedades para aliviar malestares estomacales y mejorar la digestión.
Cuáles son los beneficios del jengibre para la salud
El jengibre contiene gingerol, un componente bioactivo que posee efectos antiinflamatorios. El gingerol inhibe la producción de las prostaglandinas, sustancias responsables de la inflamación en el cuerpo. Esto lo convierte en un aliado potencial para aliviar el dolor menstrual y la inflamación intestinal.
Otro de los aspectos destacados del jengibre es su efecto analgésico. El gingerol también actúa como analgésico, lo que puede resultar útil en el tratamiento de migrañas y dolores de cabeza, según informes.
Por otro lado, el jengibre también tiene propiedades antibacterianas. Favorece la eliminación de microorganismos infecciosos que pueden afectar la salud bucal, siendo efectivo contra afecciones como la gingivitis y la periodontitis. Además, estimula la enzima que descompone sustancias malolientes en la saliva, combatiendo así la halitosis.
Para aquellos que sufren de náuseas y mareos, el jengibre puede ser de gran ayuda. Esta raíz estimula el flujo de saliva y la secreción de jugos gástricos, lo que puede aliviar los gases, las náuseas y el mareo, según especialistas.
Las propiedades expectorantes del jengibre también han sido documentadas. Ayuda a combatir congestiones y síntomas de resfriado como la tos, ofreciendo alivio respiratorio.
Uno de los beneficios metabólicos del jengibre es su capacidad para reducir los niveles de azúcar en la sangre. Diversos estudios indican que el jengibre puede aumentar los niveles de insulina y, de esta manera, ayudar a regular la glucosa sanguínea.
Además, la reducción del dolor muscular es otra ventaja del consumo de jengibre. Un estudio citado en el portal Healthline menciona que los participantes que ingerían 2 gramos de jengibre al día durante 11 días experimentaron una disminución del dolor muscular en el codo. Esto sugiere que el jengibre puede ser efectivo para el tratamiento progresivo del dolor muscular.
El jengibre también es conocido por sus propiedades antioxidantes. Utilizado en productos cosméticos, ayuda a frenar el envejecimiento y reducir el daño celular
Finalmente, un artículo publicado en la Revista Internacional de Acupuntura llamado El jengibre, una planta medicinal eficaz como medicamento, especia o infusión, destaca que el jengibre tiene efectos beneficiosos en problemas neurológicos, dolor, circulación y trastornos digestivos. Se recomienda su uso terapéutico para náuseas, vómitos, falta de apetito, tos, insuficiencia respiratoria, frío y escalofríos, dolores de cabeza y extremidades, congestión nasal, dispepsia, diarrea y dismenorrea.
Cómo se puede incluir el jengibre en la dieta
El jengibre ofrece diversas maneras de incorporarse a la dieta diaria, ya sea en infusiones, ensaladas o platillos principales. Este tubérculo se ha convertido en un ingrediente esencial en muchas cocinas por sus propiedades y sabor distintivo.
Una de las formas más comunes de consumo es a través del té de jengibre. La preparación es simple: basta con hervir trozos del tallo en agua durante 15 minutos, dejar reposar y añadir un poco de limón. Además, existen variedades combinadas con cítricos, o endulzadas con miel. Los especialistas recomiendan una o dos tazas diarias para aprovechar sus beneficios.
Otra aplicación del jengibre es en ensaladas y sopas. Al añadir jengibre crudo o rallado a una ensalada, se enriquece el sabor. También puede prepararse un aderezo con salsa de soja, agua y jengibre licuado. En el caso de las sopas, se puede integrar en un caldo con cebolla y zanahoria, creando una preparación aromática y nutritiva.
El jengibre también destaca en el salteado de verduras. Al rallar y añadirlo mientras se saltean verduras, se potencia el sabor del platillo. Se puede agregar aceite y semillas de sésamo para dar un toque oriental. Esta técnica funciona bien con vegetales como el brócoli y la zanahoria, informó una cadena gastronómica.
Finalmente, como condimento, el jengibre polvorizado o rallado puede realzar platos de carne y pescado. Su mezcla con limón proporciona un toque fresco y ligeramente picante, según lo publicaron varias revistas culinarias.