La vida moderna, especialmente agitada, a menudo convierte la cena en la ingesta de alimento principal y más sustanciosa del día. Sin embargo, los expertos debaten actualmente sobre los beneficios y los perjuicios que puede traer al organismo el hecho de consumir alimentos pesados antes de irnos a dormir. ¿Puede esta práctica, cada vez más común, alterar el sueño?
Expertos de la Fundación del Sueño, con sede en Seattle (EE.UU.), señalaron recientemente que comer antes de acostarse puede ayudar a conciliar mejor el sueño, pero alertan de que existen algunos riesgos si esta práctica no se realiza siguiendo determinadas pautas. Los especialistas destacan que el sueño es una actividad fundamental que garantiza que el cuerpo descanse y se recupere, por lo que cualquier factor que eleve la calidad del descanso es saludable para el organismo.
Desde la fundación subrayan que lo que comemos por la noche puede tener diversos efectos en la rapidez con la que nos quedamos dormidos, la calidad de nuestro sueño y cómo nos sentimos por la mañana. En este sentido, apuntan que algunas investigaciones sugieren que comer un pequeño refrigerio rico en nutrientes antes de ir a dormir puede tener efectos positivos. Este bocadillo ligero puede ser necesario para prevenir la bajada de azúcar en sangre y evitar una descarga de hormonas productoras de azúcar al despertar.
Un nivel bajo de azúcar en sangre por la noche puede provocar pesadillas o hacer que las personas suden excesivamente, lo que altera su sueño. También pueden despertarse sintiéndose irritables, confusas o cansadas. Una pequeña porción de alimentos antes de ir a la cama también puede inhibir la sensación de hambre y ayudar a sentirse saciado hasta la mañana siguiente.
Asimismo, los expertos destacan que algunos alimentos que contienen altas cantidades de triptófano pueden ayudar a las personas a conciliar el sueño más rápidamente y mejorar su calidad general. El triptófano se convierte en serotonina y melatonina en el cuerpo. La melatonina le indica al organismo que es hora de dormir, mientras que la serotonina regula el sueño, el hambre y las emociones.