Embajador de México es expulsado de Perú

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Pablo Monroy regresó el jueves a su país tras ser declarado ‘persona non grata’ en la nación andina.

De regreso en México, tras ser declarado persona non grata por el Gobierno interino de Dina Boluarte, el ex embajador Pablo Monroy Conesa indicó este viernes que «los retos que ha tenido que enfrentar la Embajada de México en Perú en los últimos 16 días no han sido fáciles», pero aseguró que se han podido cumplir con los objetivos principales de la representación mexicana en la nación andina. 

Desde que el Congreso limeño destituyera al presidente Pedro Castillo el 7 de diciembre, las tareas de la Embajada mexicana se han focalizado en tres, relato el funcionario.

La primera de ellas busca garantizar la seguridad de los connacionales en el país. La segunda, honrar la «tradición humanista» de México y buscar brindar asilo al mandatario depuesto y a su familia. Y tercera, dar seguimiento a la situación en Perú y expresar la preocupación del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador sobre la coyuntura, «respetando las leyes» de la nación sudamericana. 

A propósito del punto uno, el diplomático indicó que desde el primer momento en que inició la crisis, se hizo un registro para ver cuánto turistas y residente temporales y permanentes mexicanos se encontraban en el país sudamericano.  

«Entramos en contacto con todos y cada una de las personas que se registraron y pudimos, pues eso, asistirlas en función de las necesidades», señaló. 

La Embajada pudo ayudar a los ciudadanos mexicanos de manera más efectiva después de que el aeropuerto de Cusco reiniciara operaciones el 16 de diciembre. La asistencia consistió en apoyos económicos, brindar medicamentos y organizar los preparativos para que los ciudadanos pudieran regresar al país.

Hasta ahora, se le ha brindado asistencia a aproximadamente al 90 % de los mexicanos afectados, informó el funcionario, y dijo que alrededor de 500 personas se encuentran en proceso o ya han regresado a México, luego de que quedaran atrapadas por los bloqueos de carreteras, suspensión de vuelos y cierre de aeropuertos en Perú. 

Sobre el segundo rubro, Pablo Monroy destacó que en correspondencia con «la larga tradición de asilo de parte de México» para aquellas personas extranjeras que «tengan temor por su vida, por su integridad física o por su libertad», se pudo resguardar la seguridad de la esposa de Pedro Castillo, Lilia Paredes, y sus dos hijos, quienes desde el 8 de diciembre se protegieron en la Embajada, logrando salir de Perú a México como asilados el pasado martes. 

«Una de las tradiciones más humanistas, más pacíficas, más nobles de la política exterior mexicana» es el asilo, destacó el exembajador. 

La delegación mexicana, sin embargo, no pudo asistir al exmandatario peruano, dado que fue detenido antes de poder llegar a pisar suelo consular. 

«El presidente Castillo solicitó asilo, por supuesto que había la disposición de México de ofrecerlo, pero bueno, fue capturado previo a que pudiera llegar a los locales de la Embajada», refirió el funcionario y resaltó que México «considera como sagrado el principio de presunción de inocencia, es decir, aquí nadie es culpable hasta que no se demuestre ello, así que hay que brindar esa protección».