El ecosistema digital y la gobernanza

El ecosistema digital y la gobernanza

Hace unos días me contactaron del periódico El Caribe para requerir mi opinión en relación a la relevancia de la comunicación digital como plataforma en la que los políticos, o cualquier figura pública, la utilice con propiedad y sentido de la prudencia a los fines de comunicar sus visiones sobre el mundo. 

Hice algunas puntualizaciones para responder a la pregunta de la colega que es necesario precisar y ampliar en este trabajo, puesto que el tema de las redes sociales y los medios tradicionales son de trascendencia actual, si es que queremos entender la nueva sociedad en que vivimos.

Para algunas figuras, pero de manera muy especial los políticos, el mundo sigue el agitado curso de los años sesenta y setenta. Actúan como si el tiempo se hubiese anclado en el pretérito.

Si observamos los cambios que se han registrado de manera vertiginosa en las primeras dos décadas del siglo XXl, llegamos a la certeza de que éstos son el resultado de las transformaciones en el ámbito tecnológico, que siempre serán más positivas que negativas para el desarrollo de las sociedades.

Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), experimentaron un desarrollo espectacular en todos las esferas de la vida de los seres humanos, que ha cambiado hasta la relación de poder entre los gobernantes y los gobernados. Hoy no se puede gobernar ignorando los esquemas y plataformas que han dado más poder a la gente. 

Las innovaciones experimentadas en las telecomunicaciones impactan la forma de pensar y actuar de los ciudadanos de estos tiempos. Las relaciones interpersonales, la organización de nuestro quehacer diario, la educación y el trabajo se concebían de una manera, pero hoy todo eso ha cambiado, más para bien que para mal tal como ocurrió en el pasado. 

Las TICs hicieron posible la Sociedad de la Información y el Conocimiento. El interés que despierta este fenómeno no solo se deriva de su actualidad y pertinencia, responde también a la necesidad de conocerlo, pues estamos ante un hecho complejo, amplio, en constante transformación con distinciones y particularidades que responden a la sociedad concreta en la cual se desarrolla.

Si echamos una mirada retrospectiva a la historia, nos damos cuenta de que la Humanidad ha vivido procesos similares de transformaciones, que han sido impulsados por las innovaciones tecnológicas, empezando por la Primera Revolución Industrial hasta estos tiempos en que se marca la Quinta Revolución Industrial.

En cualquier época, hay que tener una capacidad de adaptación y reciliencia, que solo es posible con un pensamiento estratégico, ya sea para la guerra convencional o en cualquier tipo de confrontación, pero esencialmente en la actividad política, pues de lo que se trata es de una guerra hecha por otros medios (la palabra y las plataformas de comunicación), tal como había apuntado el general prusiano Car von Clausewitz, un gran estratega militar y pensador sobre teorías, tácticas y estrategias, adaptables sus enseñanzas a la política como a los conflictos bélicos.

Lo que ha hecho la innovación tecnológica en el campo de la información y la comunicación es transformar a las sociedades, y otro hecho de mucho mayor trascendencia para los políticos, estudiosos, asesores y consultores de comunicación, que cambió la forma de actuar y de pensar de miles de millones de personas en el planeta.

Ha de suponerse que si las sociedades han cambiado, nosotros tenemos que cambiar la forma de hacer política porque el poder, como señala Moisés Naím, hoy es menos poder que antes. 

Hay actores inéditos que antes no conocíamos, códigos nuevos de comunicación, al tiempo que participan grupos de presión que antes no existían.  De lo que se trata en este escenario es de tener un pensamiento estratégico, que haga el suiche para adaptarnos a esos cambios, de manera que nuestros propósitos de impactar a los diferentes públicos con las cosas que hacemos y lo que decimos, se realice por las vías adecuadas, en el momento correcto, ni antes ni después. 

El ecosistema digital es una realidad, es el nuevo poder al que los gobiernos, los partidos, las empresas y todo aquel con intención de que su voz se escuche, tenga que tomarlo en cuenta, pues no se puede vivir de espaldas a esa realidad. Su evolución y desarrollo se produce a una velocidad que va más allá de lo que nuestros viejos esquemas de funcionamiento pueden asimilar. No debemos vivir en la sociedad digital con costumbres, actitudes y ropaje de la era analógica.

De lo que se trata en la comunicación de gobierno es de adaptar las nuevas formas de comunicación sustentadas en las analógicas, en una combinación o convergencia de medios para lo cual es necesario construir una cultura de comunicación cuyo eje de transmisión descanse en una estructura comunicacional ágil, vigorosa, asertiva y capaz de adaptarse.

El ecosistema digital es texto, imágenes, videos,  clics, compras, tuits y un sinnúmero de aplicaciones que nos permite realizar actividades desde nuestro teléfono móvil,  fruto de la Inteligencia Artificial, permitiéndonos hacer lo que antes era impensable. Llevar a cabo el cambio de actitud en cada una de las cosas que hacemos es pertinente.

Este nuevo proceso social que hoy vivimos es una oportunidad para que en el ámbito de la comunicación gubernamental y  en la formulación de las Políticas Públicas, sobre todo, República Dominicana encuentre el camino de emplear las nuevas tecnologías al servicio de los ciudadanos.