La UE busca ganar influencia para apaciguar el conflicto de Ucrania

El Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. GEERT VANDEN WIJNGAERT (AP)

Josep Borrell visita por primera vez la línea del frente en el conflicto entre las fuerzas ucranias y los separatistas prorrusos

La Unión Europea quiere una posición más activa e influyente en el conflicto ucranio. Rechaza que, como sucedía en la Guerra Fría, se cocinen las soluciones entre Washington y Moscú y está comenzando a hacer movimientos para evitarlo, también en el terreno de los gestos, que tanto cuentan en las relaciones exteriores. El martes por la noche el alto representante para la Política Exterior de la UE aterrizó en Jarkov, al este de Ucrania, y este miércoles visitará con el ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleva, la zona de conflicto, donde todavía son habituales los intercambios de disparos entre los separatistas prorrusos y los militares ucranios. Es la primera vez que el jefe de la diplomacia europea se acerca a esa línea del frente y la estancia en el país durará tres días, larga para los códigos habituales en este tipo de viajes. “Si se quiere ir hacia una conferencia sobre seguridad en Europa hay que ampliar el número de actores [no solo EE UU y Rusia] y los temas a tratar [no solo los que interesan a Moscú]”, ha apuntado el alto representante en conversación con este diario.

La visita llega justo después del descanso navideño, que llegó tras un Consejo Europeo en el que los jefes de Estado y Gobierno de los países miembros de la UE lanzaron una contundente amenaza a Rusia: habrá sanciones “enormes” si invade Ucrania, algo que se teme tras saberse que Putin ha desplegados 110.000 soldados en la frontera. Antes de tomar el avión a Ucrania, el Alto Representante ha mantenido una conversación con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para hablar de “la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania y los dos proyectos de tratados sobre garantías de seguridad dirigidos por Rusia a los Estados Unidos y a los miembros de la Alianza Atlántica”, según un comunicado emitido por el Servicio Europeo de Acción Exterior. El objetivo es mostrar que la Unión Europea rechaza la solución bilateral que quiere Vladímir Putin.

Pero aquí la Unión Europea choca con el Kremlin, donde no tienen ningún problema en reconocer que ellos solo plantean “negociaciones bilaterales con Estados Unidos”, como antes de que cayera el Muro de Berlín y las dos grandes potencias se repartían las áreas de influencia con los demás como convidados de piedra. “Si invitamos a otros países a las conversaciones, ahogaremos todo esto con el debate y la palabrería”, ha llegado a declarar el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Ryabkov. Tanto es así que fuentes comunitarias admiten que Moscú ni siquiera ha enviado a Bruselas sus propuestas.

En la capital comunitaria se confía en la Administración Biden para no quedarse fuera. “Los estadounidenses parecen entender que la seguridad de Europa es algo que concierne a los europeos”, señalan fuentes diplomáticas. Y así lo han expresado públicamente en la Casa Blanca. Esto empezará a atisbarse el próximo 10 de enero, cuando representantes de ambas potencias -Estados Unidos y Rusia- se verán frente a frente en Ginebra para abordar el estado de sus espinosas relaciones y cómo limar diferencias. En el orden del día tendrá un lugar destacado Ucrania. Estas conversaciones serán completadas con otras en el Consejo Rusia-OTAN y en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), organismo que actúa de mediador en Ucrania.

Oficialmente el objetivo del viaje de Borrell es “mostrar solidaridad con Ucrania en un momento difícil”, señalan en su gabinete. Aunque puede que, como le sucedió el pasado agosto a la excanciller alemana Angela Merkel, el alto representante tenga que escuchar algún reproche de Kiev. “Europa y Alemania nos apoyan, pero necesitamos algo concreto y sabemos cómo podrían ayudarnos”, apuntó el presidente Volodimir Zelenski entonces, en referencia a un petición de suministro de armas. Esa quejas pueden quedar mitigadas por el hecho de que la Unión Europea ha aprobado recientemente una financiación de 31 millones de euros destinados a las fuerzas armadas ucranianas y a prevenir ciberataques.

Articulo de El País